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Patrick Modiano, Nobel de Literatura 2014

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Jueves, 9 de octubre. A la una y veinticuatro recibo un sms. Estoy trabajando, no lo puedo abrir hasta algo más tarde. Es mi hermano Pepe: "Modiano, premio Nobel." No vinculo mis gustos ni mis alegrías a los premios, pero este es especial, por eso me lo comunica solo unos minutos después de que se hiciera público. Hace años que Patrick Modiano es una isla en la narrativa contemporánea a la que asistimos con enorme placer e interés los tres hermanos: Pablo, que también me escribirá cuando se entere algo más tarde, Pepe y yo. Tendremos que convertir a Magdalena. Yo, en particular, soy cada vez más escéptico con las novedades de la narrativa tanto la universal, como la hispana. Hay excepciones, claro, pero son pocas. Y ni siquiera se me pasaba por la cabeza la posibilidad de que premiara a Modiano. No, obviamente, por su calidad, sino porque recientemente le habían dado un Nobel, al menos discutible, a Le Clézio, y ya se sabe que hay una ley no escrita que dice que no se puede repetir autor premiado de una misma lengua y, menos aun, de una misma nacionalidad. La noticia, el mensaje telefónico, me alegran el día.
La anterior reseña que había escrito, la anterior a la de Foucault, es de su última novela, La hierba de las noches (Anagrama, 2014). No diría que es uno de sus grandes libros, pero siempre considerando que cualquier libro suyo es magnífico. Ya me había propuesto varias veces releer su obra completa. Es posible que ahora sí lo haga, pero no es que disponga de demasiado tiempo. De todos sus libros, prefiero Calle de las Tiendas Oscuras, en la magnífica traducción de María Teresa Gallego Urrutia para Anagrama, que fue premio Goncourt en 1978. Es curioso cómo el Goncourt sigue siendo un premio que mantiene su prestigio, aunque no todos los años haya libros de altísimo nivel. Supongo que Francia es diferente, claro. Calle de las Tiendas Oscuras es una de las novelas más maravillosas que he tenido y tendré la suerte de leer y su autor está vivo, es francés y acaba de recibir el Nobel. Los recuerdos, que ya se veían en la anterior Villa Triste, y un sujeto que vive dos historias: un presente incompleto y un pasado que se va entreviendo a medida que avanza la trama. La historia tiene que ver con la Francia ocupada y con una sociedad que no siempre actúa de la forma adecuada. De qué forma el presente va llamando al pasado que despierta hasta presentarse en toda su crudeza. Si alguien quiere adentrarse en el universo Modiano, le recomiendo la lectura de Calle de las Tiendas Oscuras.
No es tan fácil de encontrar, pero se reeditará, no cabe duda, El libro de familia, de 1976, otro de sus grandes libros. Una serie de relatos, o fragmentos de relatos, en los que también se presenta otra de sus obsesiones: la familia. El personaje aquí es casi un niño, fácilmente identificable con el personaje habitual de sus novelas y, mucho más, con el propio autor. Casi toda la obra de Modiano funciona como un rompecabezas y el lector disfruta encontrando su sitio para cada pieza. Así ocurre también con los tres relatos de Las desconocidas. Esas mujeres que llegan a la ciudad casi con lo puesto, para alejarse de una sociedad rural que no les atrae y que comienzan a trabajar en lo que pueden. Con el tiempo irán poblando sus novelas posteriores.
Otra de sus novelas principales es Dora Bruder. Aquí la trama guarda relación con las anteriores, en el sentido de que se trata de dos épocas y una de ellas es ese oscuro periodo de la ocupación. El personaje del presente, en lugar de buscar su propio pasado que ha olvidado, como en otras historias, busca a una niña, la Dora Bruder del título en unas circunstancias muy difíciles. Para algunos amigos es su novela preferida de entre las de Modiano. Es posible. Es aterradora y muy desconcertante.
Para enlazar las historias que ha ido contando y contará tenemos Un pedigrí, Modiano en estado puro. Listas y más listas de personajes. Personas a las que quiso y amó, artistas a los que admiró y recuerdos que van creando ese pedigrí personal. Esta novela es de 2007, y un fragmento suyo está en la revista Turia, en el número 84, que dedicaba su Cartapacio al autor francés. En ella escriben algunos de los autores que siempre han hablado y han escrito de Modiano: José Carlos Llop, Juan Pedro Quiñonero, el gran Miguel Sánchez Ostiz, Juan Manuel Bonet y algunos más que han ido dando cuenta de todo lo que ha ido publicando Modiano, uno de los grandes autores para iniciados. Solo echo en falta a José Luna Borge, otro de sus grandes lectores. Es curioso, a partir de Un pedigrí, y más concretamente con su posterior En el café de la juventud perdida, se les ha unido otra generación de lectores, lo que parece no complacer del todo a los más veteranos que, parecían disfrutar con su arcano secreto. Supongo que el Nobel les habrá dejado la sensación agridulce que lo que va a ser ahora mucho más público. No sé realmente si Modiano se presta a ser leído por las masas. Tampoco sé si existen masas en esto de la Literatura. El tiempo dirá.
La citada En el café de la juventud perdida es otra de las grandísimas novelas de Modiano. El personaje de Louki es una de sus grandes creaciones. Una mujer que recuerda a todos los personajes femeninos de sus libros anteriores y que vamos a volver a encontrar en algunas de las siguientes, con otros nombres y distintas circunstancias, pero siempre fascinando a un joven pseudo-Modiano, alter ego del autor, que sabe que haría mejor en no acercarse a ella pero que ni puede ni quiere evitarlo. Es lo mismo que ocurre con nosotros que sabemos que tras cada uno de los libros de Patrick Modiano se esconde un fragmento del siglo XX que nos atrae como un imán encantado.

Reseñas anteriores de libros de Patrick Modiano:

De La hierba de las noches

De Un circo pasa

De El café de la juventud perdida

De Calle de las Tiendas Oscuras