Ocultarme o huir
Cualquier edición nueva de la obra de alguno de los más grandes poetas es una buena noticia. Cualquier edición nueva de la poesía de Borges es una buena noticia, una excusa, si es que a estas alturas siguen haciendo falta las excusas, para seguir releyéndolo y encontrarnos sorpresas como este verso del poema "El amenazado", de su libro El oro de los tigres:
Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Las dos opciones encierran una sola verdad y yo la conozco sobradamente. Estos días en que no hay más que mirar a nuestro alrededor para reconocer que:
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes, el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el arprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor de sueño?
Todo Borges encierra un solo misterio. Su obra y su vida representan como sólo unos pocos el siglo XX. Y seguirá sirviéndonos para expresar lo que sentimos en los siglos que están por venir. Hay que reavivar el fuego en las chimeneas. Me gusta. Se me da bien hacerlo. Cuando leo estos versos no pienso en la amenaza del amor, sino en la del odio.
Hay pocos actores que me hayan evocado tanto como Pepe Isbert. Su discurso desde el balcón del ayuntamiento en Bienvenido Mr. Marshall es uno de los momentos más gloriosos de nuestro cine.
Vecinos de Villar del Río, yo, como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y os la voy a dar, porque yo, como alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y os la voy a dar...
Sonrío, pero es una sonrisa triste. Estos días atrás hemos visto y oído muchos discursos de nuestros políticos y no encuentro grandes diferencias o sí, encuentro una enorme diferencia: Isbert y Berlanga lo hacían para hacernos pensar y reír. Ahora sólo nos hacen llorar. Tendré que ocultarme o huir. Pero qué huida queda o dónde me podría ocultar. Los versos de Borges están desnaturalizados. Él habla de amor. La primavera está muy prestigiada para el amor, pero yo prefiero el verano o momentos del otoño. La memoria y el deseo. El recuerdo de cada primavera. Los primeros días de sol y calor. Las flores que ya habrán crecido en mi jardín, también las lilas que dan a mi ventana. Dejemos que Borges finalice.
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.