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Exploradores del abismo, de Enrique Vila-Matas

ASOMADOS AL VACíO



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Exploradores del abismo
Enrique Vila-Matas
Anagrama
ISBN: 978-84-339-7155-5
287 págs.
Barcelona, 2007

Hace ya unos años que descubrí a Enrique Vila-Matas, leyendo su Historia abreviada de la literatura portátil, y desde entonces no hago otra cosa que plagiarlo. No me entiendan mal. No plagio sus textos, lo plagio a él. Viajo a París y a Argentina, como los protagonistas de sus últimas novelas, y en Estados Unidos me apunté a un concurso de dobles de Hemingway. No tuve más suerte que el protagonista de París no acaba nunca. Vieron mi foto y ni siquiera me admitieron a la primera fase. De nada me sirvió contarles la importancia que tuvo París era una fiesta a lo largo de mi adolescencia.

Cuando leo que su último libro es de relatos no es que eso me diga demasiado, porque sus novelas a veces son recopilaciones de ensayos, Bartleby y compañía, o de cuentos, París no acaba nunca. Sus artículos también son relatos, aunque se leen tantas veces que parecen una novela. Así que estaba preparado para que la lectura de Exploradores del abismo pudiera depararme cualquier cosa.

Lo primero que encontré es que casi todos los protagonistas del libro están cerca de los sesenta y han pasado por una operación a vida o muerte recientemente, como el propio autor. Ya se han asomado al vacío; ya han intuido la nada. Lo segundo que me llamó la atención es que el relato central, central porque está presente durante todo el libro, es sobre alguien que me plagia a mí: la artista francesa Sophie Calle también ha decidido ser un personaje de Vila-Matas. Lo que ocurre es que como ella es más famosa y tienen amigos comunes, por cierto, nada desdeñables, le pide al escritor que le escriba su propio relato, asegurándole que ella lo vivirá tal cual durante un año con la única salvedad de tener que matar alguien. Me gustan las fotos de Sophie Calle. Me gusta su capacidad de asumir puntos de vista diferentes, de vivir vidas diferentes, como le pasa también a Vila-Matas. O quién sabe, quizá sea que ya le ha escrito otras historias. Vaya usted a saber. He ido un momento a cotejar fotos y biografías. Me han entrado dudas razonables. Lo tercero que me queda en mente es la pregunta que hace la hija de uno de los muchos Vila-Matas del libro: "¿Por qué hay algo en lugar de no haber nada?" Esta pregunta sólo la puede hacer un niño porque su mente es mucho más libre que la de un adulto. Me pregunto cómo se le habrá ocurrido a Vila-Matas. Creo recordar que no tiene hijos. Si no, sería más fácil. Quizás sea que aún es un niño. Quizás sea que sus lectores no dejamos de serlo. La nada es uno de los temas que más me interesan. Desde Lucrecio a Heidegger, pasando por los pensadores de la Escuela de Kyoto. Y ahora llega una niña y le hace la pregunta a su padre, tal como yo no había sido capaz de formularla aún. Y lo cuarto y principal que me ocurre cuando leo el libro, a veces entre risas y a veces con lágrimas en los ojos, es la frase que le hace el tío poeta, aunque algo trasnochado: le gustaba Rilke, al personaje central del relato "Vida de poeta", mientras asoma a la nada, al vacío, en la ciudad de Ronda: "Las obras de arte, escasas, dan contenido intelectual al vacío." Y la sensación de que, como al protagonista, esta frase hace ya tiempo que me ha salvado la vida.
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Maria
Maria dice:
23/04/2011 13:37

A mí me pasa algo muy parecido (aunque Moya no me entienda y me riña por ser Vilamatiana "a su pesar").
¡A ver si nos vemos pronto, jolines!

Rafael Suarez Placido
Rafael Suarez Placido dice:
23/04/2011 14:00

Vilamatiano a su pesar... ¡no suena mal! A ver, a ver si nos vemos pronto, María.

Un abrazo para ti y otro para David.