Antonio Orejudo en Sevilla
El jueves pasado pude asistir a la presentación de la nueva edición de Ventajas de viajar en tren, de Antonio Orejudo. La primera se editó en Alfaguara, en 2000, y esta en Tusquets, que está reeditando toda su obra, a partir del éxito obtenido con Un momento de descanso. Lo cierto es que creía que iba a la presentación de esta última. Uno se despista más de la cuenta.
El acto fue presentado por el crítico, compañero del blog Estado Crítico, José María Moraga, que no sólo lo presentó sino que mantuvo durante todo el acto un interesante diálogo con el autor. Como era de esperar, hubo momentos hilarantes, pero se dijeron cosas muy serias. Algunas me gustaron más, otras menos.
Empecemos a comentar la presentación de un nervioso Moraga que se encontraba con una especie de "otro yo", para evitar latinajos. Moraga ha llevado una vida académica paralela a la de Orejudo: estudios de Filología, años de docencia en Estados Unidos, y se les adivina a ambos, a Moraga más que a Orejudo, por cierto, mucho interés por la narrativa anglosajona. Mientras leía su presentación, no pude evitar constatar la enorme influencia que Daniel Ruiz, y su manera de escribir reseñas, tiene tanto en Moraga como en Fran G. Matute, representantes de la nueva generación de Estado Crítico. Reseñas desenfadadas, que muestran una confianza con el autor al que llegan a calificar como se haría con un amigo: "mentiroso", "impresentable", "cochino", "cerdo"... siempre jugando con una complicidad y asentimiento por parte de este, que se toman esos calificativos como el amigo al que le decimos que es un "cabrón". Esto es parte de la forma, en el fondo encontramos el apoyo incondicional a una manera de narrar, la que tiene entre sus representantes a autores como el propio Orejudo o Rafael Reig, o quizá también Montero Glez. El resultado es un texto desenfadado, que agrada a estos autores (a otros, que duda cabe, no lo haría) y que sitúa su obra en un contexto determinado.
Antonio Orejudo fue planteando su intervención en torno a preguntas que le hacía el presentador. Ya digo: un diálogo cómplice. Supongo que es lo que se espera en las presentaciones.
Ventajas de vivir en tren llegó en un momento determinado por el éxito, especialmente de crítica de su novela anterior: Fabulosas narraciones por historias, que editó Lengua de Trapo. Habría que comentar que esta editorial supuso un chorro de aire fresco en aquellos años, que sí, como dijo el autor, parece que primaban lo cursi y relamido. Pote Huerta editó un ramillete de libros, entre los que destacaría sin dudarlo: Páginas amarillas (1997), una antología de relatos de autores españoles, algunos de los cuales aún inéditos, entre ellos el propio Antonio Orejudo que sí lo había hecho un año antes en la misma editorial, y su gemela, no menos interesante, con autores hispanoamericanos Líneas aéreas (1999).
Contó Orejudo que Fabulosas narraciones por historias no tuvo demasiado éxito de ventas. Habló de dos temas esenciales: el final de una amistad entre hombres y la confusión entre Verdad y Mentira. La desmitificación de los autores del 27 suponía también para él la ruptura con su propia tradición y con los autores que le gustaban, en los que se había formado. Acabó cansado (transcurrieron quince años de escritura intermitente) de tanta "Literatura" y decidió que su siguiente novela sería muy diferente. Así es: Ventajas de viajar en tren no tiene demasiado que ver con la primera: ni en el planteamiento, ni en los objetivos, ni en el resultado. No ha cambiado nada del texto, pero admite que le parece que hoy día la escribiría algo más pausada. Cuando el presentador le preguntó por el éxito que ha tenido entre el público más joven, contó una anécdota muy significativa. Dijo que un alumno universitario de Filología, y de los mejores, le admitió que él no estaba dispuesto a consumir ningún producto cultural que le pida más de cuarenta y cinco minutos de atención. Supongo que es el signo de los tiempos.
Habló de más temas: comentó el fragmento del libro en que una mujer se termina convirtiendo en una perra, del que no estaba seguro de que se fuera a entender correctamente; habló de que en las siguientes novelas siempre sintió esa necesidad de escribir algo diferente; dijo que se consideraba un escritor político, incluso cargado de ideología y habló del estilo, "¿hasta dónde es estilo y no autoplagio?"
Sí, las cuatro novelas que, hasta el momento, ha publicado tienen algo en común: son muy diferentes. Me gustaron las cuatro: la que más la última. Creo que abre un período que va a ser muy fructífero. El crítico Fran G. Matute, entre el público, le preguntó si veía una relación en la publicación de tres novelas de aquellos años, en torno a 2000, que no obtuvieron entonces el éxito que merecían (Sed de champán, Sangre a borbotones y esta) y si creía que era una buena señal. Yo creo decididamente que no hay nada de eso, son tres novelas de autores que están, por motivos diversos, en los planes de autor de sus nuevas editoriales, y es normal que estas aprovechen el tirón de sus nombres. Por otra parte, las dos primeras no me interesan nada y esta es la que menos de su autor.
Y sí, también en mi opinión, es un escritor cuyos textos están cargados de ideología, como lo están los artículos que publica cada sábado en El Público, donde analiza la situación actual con una sinceridad y capacidad que pocos columnistas ofrecen.
Lo que no tengo tan claro es esa idea de que el estilo y el autoplagio vayan tan de la mano. Ni siquiera en los autores a los que se refiere. Es más: en ellos menos que en nadie. Estoy cansado de oír que algunos de mis creadores favoritos se autoplagian. Sí, es una idea fácil: reconozco el autor, luego se repite. No. Reivindico el derecho de cualquier creador, muerto o vivo, de crear un mundo y tomar de posesión de él. Es, cuanto menos, tan interesante como el que opta por ir cambiando con cada obra. No me importa que a la mitad de un libro no hayamos avanzado demasiado en la trama, tampoco en las reflexiones. Pero, al menos, seguimos haciéndonos las preguntas: es una forma de duda. Hay autores que buscan ofrecer respuestas. No. Esos no me interesan. Uno ya está de vuelta de tantas cosas...
Ventajas de VIAJAR en tren, amigo.