Violencias, por Pedro Gabo
Pero, sin miedo, hablemos de la violencia entre géneros, aunque la actualidad sólo señale la del masculino sobre el femenino. Tal como se cuentan las cosas, parece que los varones estamos exentos de que sobre nosotros se pueda ejercer ningún tipo de violencia. La agresión, la muerte, de mujeres por parte de sus parejas es intolerable y la presión de los movimientos feministas ha sido una lucha digna y necesaria. El hogar no puede ser un infierno, ni maltratarse a ningún ser humano. Lo que comienza ser un desatino es que los hombres de hoy día, todos, vayamos a tener que ser los chivos expiatorios de siglos de machismo o tener la sensación de que siempre estamos bajo sospecha. Y lo que no puede tampoco aceptarse es que las mujeres sean por definición seres incapaces de ser violentos.
La realidad está demostrando que lo preocupante es que un buen número de verdaderas víctimas de la violencia doméstica siguen teniendo miedo y no denuncian; pero, por el contrario, se está produciendo la perversión de que estas nuevas medidas están siendo utilizadas por mujeres que sin ser víctimas reales utilizan la ley de un modo espurio para solventar otro tipo de conflictos con sus parejas. Hay otros tipos de violencia, las armas de mujer que también hacen daño, pero al parecer al hombre además de bruto se le sigue exigiendo que resista todo lo que se le pueda decir porque se le sigue considerando un ser hecho para aguantar. Como machotes.
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Lo que adquiere tintes absurdos es que se intente regular hasta la participación de los varones en las tareas domésticas. Ya puestos, también debería legislarse que todas las mujeres deben buscar trabajo: por aquello de compartir todas las responsabilidades. Como varón creo que culturalmente tenemos inoculada la idea de ser más responsables que las mujeres de la economía, el sustento, familiar. Y la gran mayoría de los curritos de este país no salen de sus casas a desarrollarse profesionalmente. Hay mucho que aguantar en los tajos, sobre todo en un mercado laboral marcado por la precariedad y la inestabilidad. Otro tipo de violencia. De las que tal vez también quisieran sentirse liberados.
El futuro es continuar la lucha por la igualdad y llega el momento de que los varones, como ya hicieron las mujeres, hagamos una labor de reflexión colectiva para saber qué roles queremos asumir y de cuáles nos deseamos liberar en este mundo que no queremos machista, pero en el que tampoco queremos vivir con una constante carga de culpa por algo que no nos corresponde.
Ni todas las mujeres son víctimas, ni todos los hombres unos agresores en potencia. Y entre todos podemos luchar contra las violencias.
Yo sufrí maltrato por parte de mi compañera durante varios años. Sobre todo psicológico, pero también físico en unas cuantas ocasiones (y no fueron más -todos los días-, porque al tener más fuerza física que ella podía aguantarle los brazos hasta que se le pasaba el ataque). Finalmente, no me quedó más remedio que romper esa relación. No le guardo rencor a la que fue mi pareja (más bien, me da pena), pero me parece absolutamente injusto que se transmita la idea de que la violencia de género sólo se da desde el varón sobre la fémina. Las hay en ambos sentidos, aunque sea poco viril reconocerlo públicamente.