Laica, por Pedro Gabo
Manifestaciones como las del sábado dejan claro dónde está cada uno; la derecha y la Conferencia Episcopal siempre de la mano, enarbolando la bandera de la libertad para mantener privilegios seculares, algo con lo que no se ha acabado en nuestro país después casi treinta años de democracia. La enseñanza religiosa en España ha sido siempre una enseñanza para las clases poderosas. Esperemos que la memoria no sea frágil y a la vista de esta manifestación muchas personas recuerden que no hace tanto tiempo había en los centros religiosos clases para ricos, los que pagaban, y para pobres, con un trato bien diferenciado y, sobre todo, muy alejado del mensaje evangélico.
Reclaman estos libertarios que el Estado les siga pagando sin posibilidad de tener ningún control sobre la llamada enseñanza concertada, que mayoritariamente es religiosa. Salen a las calles como si fueran víctimas de algo, y sólo hay que leer las cifras de lo que el Estado aporta a esta docencia, para comprender qué hay de engaño y manipulación: la libertad según parece es que entre todos les paguemos los privilegios de clase. Esta Iglesia de obispos reaccionarios sigue, como siempre, al lado de las oligarquías, defendiendo, que en sus aulas, no entren los temporeros, ni los inmigrantes (y que nadie les pueda obligar a ello por más que se les esté financiando con el dinero de todos), para que sigan preparando a una clase dirigente de derechas. Esa es la libertad que defienden.
La religión pertenece al ámbito privado, al familiar. Los padres que quieran este tipo de formación para sus hijos que se esfuercen en ello, que sean verdaderos católicos practicantes, que los lleven a catequesis o donde sea. Y en la escuela, la pública, que nos dejen construir un futuro de paz desde una enseñanza basada en una ética civil de respeto a los derechos humanos. Algunos tenemos una noción de la libertad menos sectaria y partidista, con cabida para más gente y queremos una enseñanza de calidad en una escuela pública y gratuita en la que no haya diferencias entre confesiones y sí una apuesta por el ser humano. Por ello, debemos de pronunciarnos bien alto a favor del laicismo porque ellos disponen de voceros apocalípticos y embusteros en las ondas radiofónicas, con mensajes tras los que se esconde el miedo a dejar de ser lo que fueron. Hubo muchos manifestantes, pero cada vez hay menos gente en las Iglesias y para neutralizar esta realidad siguen forzando al Estado a que mantengan no sólo sus privilegios, sino que además les ayude a adoctrinar.
*
Tienen su gracia estos de la plana mayor del PP, sacando pecho, cuando hasta hace dos días estaban gobernando ellos y alguna responsabilidad tendrán, después de ocho años en el poder, ante el alarmante fracaso escolar en nuestro país. En algún momento deberían de entonar el mea culpa, tan acostumbrados como están a hacerlo en las Iglesias.
Que dialogue con todos ellos el Sr. Zapatero pero que no olvide que el dinero con el que les paga es de mucha gente que no vota a la derecha ni lleva a sus hijos a los colegios de los curas.
¡Magnífico artículo! Más claro el agua. Sigue así, Pedro.