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UNA CIUDAD INCÓMODA

Se discute en algunos foros de Villafuentes de Perico, antes Güerva, si la ciudad es cómoda o incómoda. Como cuestión previa quiero dejar bien clarito que, para mí, los primeros 800 años que en ella he estado, ha sido comodisima, porque me los he pasado tumbado en un túmulo del parque Moret, como es sabido. Helado, pero tumbado y sin escaras, quizá por lo gélido del pellejo mío.

Mas otra cosa ha sido lo sobrevenido tras mi vuelta al mundo de los vivos, porque, ya sea por la configuración topográfica del lugar, ya por la inepcia de técnicos y políticos o por el bajo nivel de conciencia (¿educación?) ciudadana, lo cierto es que, en términos generales, puede afirmarse que la ciudad no es nada cómoda para las actividades normales de las gentes. Me explico:

El núcleo de la Güerva clásica del siglo XX era pequeño y recogidito, pero los barrios nuevos, dada la existencia de los cabezos, se han ido formando salteados acá y allá de tal modo que, contemplando un plano de los años 70, por ejemplo, parecía que se miraba un pulpo extendido, ya que no había solución de continuidad entre el centro y barrios (aborrezco la palabra barriada, aclaro) como La Viaplana, Pérez Cubillas, la Orden, el Molino, etc... , ni entre unos barrios y otros, de donde resultaba que para desplazarse a cualquiera de ellos había que atravesar descampados, cabezos y demás.

junaramon_web1.jpgEso se ha ido suavizando al ir aplanando dichas montañitas arcillosas, pero no ha quedado resuelto, por mucho asfalto que se le haya añadido. Fijaos, si no, en lo que le ha pasado al pobre Juan Ramón Jiménez que, queriendo ir desde la Merced a las Adoratrices ha tenido que sentarse a descansar y meditar sobre si llevaba buen camino o no. Añado que hay autores muy solventes que sostienen que el camino emprendido no era el citado ut supra, sino desde La Palmera al Huerto Paco. Pero el resultado es el mismo. El pobre, a su edad, no podía con tantas cuestas, de las que estaba ya hasta los mismísimos poemas.

Pues imaginad un ama de casa que haya ido al mercado de El Carmen, o a las rebajas de los comercios del centro: autobús, taxi o coche, por narices. Pero no todo el mundo puede desplazarse en coche, ni en taxi -es caro- y tiene que recurrir al autobús, cuyas líneas, en general, son circulares, periféricas, no atraviesan, sino que circundan, de modo que las gentes tienen las paradas, en general, bastante retiradas de sus casas y han de dar muchas vueltas a la ciudad, de modo que de los barrios al centro se tarda, como mínimo, alrededor de media hora. Y de barrrio a barrio, para qué hablar, con los transbordos y demás.

Unamos a ello -y aquí viene lo de la inepcia aludida arriba- que se hacen avenidas anchas, sin sombras en las aceras, pasos de cebra colocados al tresbolillo, parques con los bancos sin respaldo, o se colocan farolas en el mismísimo centro de las aceras estrechas, otras iluminando las calzadas por do discurren coches dotados de faros y no las aceras para el paso de las personas, normalmente desprovistas de faros, como es sabido, aunque alguna iluminada haya, etc...

Según mi criterio, en el centro, se ha hecho algo de cara a la galería, pero muy demagógico, que de ningún modo ha resuelto problemas sino que ha creado otros nuevos: peatonalizar calles a mansalva, sin reparar en algunas cuestiones elementales, que detallo:

Por definición, no se puede peatonalizar una calle llena de garajes, porque los derechos adquiridos de quienes los compraron no se pueden cercenar, y la consecuencia es que circulan con toda tranquilidad, pero sin normas de tráfico, toda clase de vehículos -no sólo los de los garajes legitimados-, cada uno como le da la gana, con el riesgo y los sustos correspondientes de los viandantes.

El tráfico del centro se he concentrado en la Av. de Italia y la Gran Vía, con la consecuencia de atascos nunca vistos antes (sufrí uno de 20' en la GranVía, recién modelada la Pl. de las Monjas): ello significa que los gases de los escapes son los mismos, o más, de antes de peatonalizar, ergo de solución ecológica, ni mijita.

Se defiende dicha solución, especialmente, por quienes viven en el centro, porque a partir del anochecer los ruidos son menores y demás. Bien, ¿las gentes de otras zonas no tienen derecho a esas ventajillas? Peatonalícese todo, pues. De cualquier modo, como digo, lo que tenemos no es más que un parche.

Una solución ecológica pasa por potenciar los servicios públicos de tal forma que el personal los vea preferibles al coche, lo que significaría un giro radical en la concepción del planeamiento ciudadano, con aspectos tales como sustituir la mayor parte de los autobuses actuales por microbuses que puedan circular por las calles estrechas del centro y los barrios de modo que la ciudadanía no tenga que hacer grandes desplazamientos hasta las paradas más cercanas a los domicilios. Queden los autobuses grandes para las circunvalaciones y vías anchas.

Otras incomodidades de la ciudad se derivan del bajo nivel cultural medio: ruidos, suciedad, bandas de cornetas, ...

No, no es cómodo trajinar por la ciudad ni ella invita al paseo tranquilo, salvo en algunos lugares muy concretos. Y debo añadir que soy pesimista al respecto, por el culto al coche, la demagogia, la falta de humanismo aplicado a la técnica y la escasez de educación cívica.