"Monumento a la tortura (4 )", por Miramamolín, el Moro
He activado el pitorro de mi turbante, y me complazco en ofreceros nuevas objeciones de mi amigo el viajero a los argumentos del taurino que le quiere vender la tauromaquia, nítidamente recogidas por la high-tech turbantera:
"El valor del torero (¡je!): antes de salir a la plaza, el torero elige y desecha, luego los sacos, el portalón, la morfina, los pulmones, la vaselina, el aguarrás, la pica, las banderillas, los capotazos y el mareo. Total, el toro ya es una piltrafa cuando el "valiente" se le arrima, con lo que sólo tiene que tener cuidado de que no le pise, de que con un movimiento incontrolado no le enganche y, sobre todo, de ¡que no se le caiga!, que entonces se ve la trampa. Y todo ello contando con las horas de entrenamiento y con la inteligencia humana enfrentada a su ausencia en el animal. Yo estoy convencido de que si hubiese que levantar un monumento al ventajismo en lugar de un tahúr del Misissipi habría que poner a un torero. Recordemos que cada cogida se produce por error del "artista", no por mérito del toro. ¡Y para valiente el ferrallista que se sube a 70 metros de altura en una obra, hombre!.
¿Amar a los animales quien hace profesión de torturarlos y cebarse en ellos de mala manera? ¿Como el que mata a su ex mujer porque la quiere mucho y sólo puede ser suya? Sólo enunciarlo es ofender a la inteligencia y no merece más comentario.
Si se suprimiesen las corridas de toros probablemente iría gente al paro, lo mismo que si se suprimese el narcotráfico: bendigamos, pues, al narcotráfico. Quien trabaja en ganaderías y otros menesteres relacionados con el asunto, simplemente se dedicaría a otra cosa, ¿no se reconvierten los astilleros y otros oficios? ¿No se hizo demócrata Fraga?
Respecto a si el toreo es o no un arte hay mucho que discutir. Si llamamos arte a la capacidad de adoptar unas determinadas posturas corporales o a mover las extremidades con más o menos agilidad, habilidad o gracejo, bueno, sería un arte, pero también se le puede llamar simplemente habilidad por el entrenamiento, como cualquier deporte: ¿llamaríamos arte al lanzamiento de peso de una de esas mozallonas checas, rusas o búlgaras?. No hay que olvidar que en el concepto de arte es inherente el acto de creación, o sea: hacer algo que nadie ha hecho antes, y creo que los distintos pases y suertes del toreo ya están estereotipados: la verónica es como es y el natural y el pase de pecho, etc...Pero nunca hay que olvidar el aspecto ético de toda actividad: por muy artística que sea, si sus fines son el sufrimiento de una víctima, el placer sádico de un público y el enriquecimiento y gloria de unos desalmados, nunca estará justificada.
Y si llamamos arte a algo que es bello, pues no, no es arte, dado que percibir belleza en el toreo es completamente absurdo (¿belleza en machacar poco a poco a un ser vivo?) y subjetivo: mientras que a unos puede incluso entusiasmar, a otros nos deja tal cual o incluso resultar un tanto ridículo: a mí por ejemplo, eso de un señor vestido de bailarín poniendo posturitas chulescas y dando zapatazos en el albero lo que me da es risa. Concretamente el paseíllo de la cuadrilla (coincidencia: actuar en cuadrilla era una agravante en el código penal), con su pretendida solemnidad, me resulta grotesco, pero en fin, como digo, eso va en gustos.
Es cierto que hay poetas, músicos y demás que se han inspirado en las corridas de toros y su mundo, pero también es cierto que los hay que las rechazan. No es argumento válido, pues. Incluso Lorca, que cantó al Camborio, después escribió con asco/desprecio de los toreros; supongo que reflexionaría. De todos modos, aunque un artista sea muy sensible, puede no serlo en lo tocante a toros pues, como dicen los psicólogos, la mente humana está “compartimentalizada”, es decir, como dividida en parcelas. Un ejemplo bien conocido lo forman los científicos y en concreto los médicos, que exigen argumentos racionales (medicina basada en la evidencia, por ejemplo) para actuar profesionalmente y al mismo tiempo tienen creencias religiosas basadas en la fe –negación de la razón y la evidencia (pruebas)-, sin dobleciegos, ni randomizaciones que demuestren la existencia de dioses".
Bueno, un descansito, que mi amigo, de tanto hablar tiene la garganta pachuchilla y nos vamos al médico. El resto de las objeciones seguirá otro día.
"El valor del torero (¡je!): antes de salir a la plaza, el torero elige y desecha, luego los sacos, el portalón, la morfina, los pulmones, la vaselina, el aguarrás, la pica, las banderillas, los capotazos y el mareo. Total, el toro ya es una piltrafa cuando el "valiente" se le arrima, con lo que sólo tiene que tener cuidado de que no le pise, de que con un movimiento incontrolado no le enganche y, sobre todo, de ¡que no se le caiga!, que entonces se ve la trampa. Y todo ello contando con las horas de entrenamiento y con la inteligencia humana enfrentada a su ausencia en el animal. Yo estoy convencido de que si hubiese que levantar un monumento al ventajismo en lugar de un tahúr del Misissipi habría que poner a un torero. Recordemos que cada cogida se produce por error del "artista", no por mérito del toro. ¡Y para valiente el ferrallista que se sube a 70 metros de altura en una obra, hombre!.
¿Amar a los animales quien hace profesión de torturarlos y cebarse en ellos de mala manera? ¿Como el que mata a su ex mujer porque la quiere mucho y sólo puede ser suya? Sólo enunciarlo es ofender a la inteligencia y no merece más comentario.
Si se suprimiesen las corridas de toros probablemente iría gente al paro, lo mismo que si se suprimese el narcotráfico: bendigamos, pues, al narcotráfico. Quien trabaja en ganaderías y otros menesteres relacionados con el asunto, simplemente se dedicaría a otra cosa, ¿no se reconvierten los astilleros y otros oficios? ¿No se hizo demócrata Fraga?
Respecto a si el toreo es o no un arte hay mucho que discutir. Si llamamos arte a la capacidad de adoptar unas determinadas posturas corporales o a mover las extremidades con más o menos agilidad, habilidad o gracejo, bueno, sería un arte, pero también se le puede llamar simplemente habilidad por el entrenamiento, como cualquier deporte: ¿llamaríamos arte al lanzamiento de peso de una de esas mozallonas checas, rusas o búlgaras?. No hay que olvidar que en el concepto de arte es inherente el acto de creación, o sea: hacer algo que nadie ha hecho antes, y creo que los distintos pases y suertes del toreo ya están estereotipados: la verónica es como es y el natural y el pase de pecho, etc...Pero nunca hay que olvidar el aspecto ético de toda actividad: por muy artística que sea, si sus fines son el sufrimiento de una víctima, el placer sádico de un público y el enriquecimiento y gloria de unos desalmados, nunca estará justificada.
Y si llamamos arte a algo que es bello, pues no, no es arte, dado que percibir belleza en el toreo es completamente absurdo (¿belleza en machacar poco a poco a un ser vivo?) y subjetivo: mientras que a unos puede incluso entusiasmar, a otros nos deja tal cual o incluso resultar un tanto ridículo: a mí por ejemplo, eso de un señor vestido de bailarín poniendo posturitas chulescas y dando zapatazos en el albero lo que me da es risa. Concretamente el paseíllo de la cuadrilla (coincidencia: actuar en cuadrilla era una agravante en el código penal), con su pretendida solemnidad, me resulta grotesco, pero en fin, como digo, eso va en gustos.
Es cierto que hay poetas, músicos y demás que se han inspirado en las corridas de toros y su mundo, pero también es cierto que los hay que las rechazan. No es argumento válido, pues. Incluso Lorca, que cantó al Camborio, después escribió con asco/desprecio de los toreros; supongo que reflexionaría. De todos modos, aunque un artista sea muy sensible, puede no serlo en lo tocante a toros pues, como dicen los psicólogos, la mente humana está “compartimentalizada”, es decir, como dividida en parcelas. Un ejemplo bien conocido lo forman los científicos y en concreto los médicos, que exigen argumentos racionales (medicina basada en la evidencia, por ejemplo) para actuar profesionalmente y al mismo tiempo tienen creencias religiosas basadas en la fe –negación de la razón y la evidencia (pruebas)-, sin dobleciegos, ni randomizaciones que demuestren la existencia de dioses".
Bueno, un descansito, que mi amigo, de tanto hablar tiene la garganta pachuchilla y nos vamos al médico. El resto de las objeciones seguirá otro día.