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"Monumento a la tortura (2)", por Miramamolín, el Moro

A propósito de la salvajada que constituye elevar un monumento a la barbarie taurófila en el casi centro de una ciudad (y aunque fuera en el extrarradio, que no haya equívocos), os traslado la segunda entrega de las reflexiones que mi amigo, viajero recién llegado a Villafuentes de Perico (antes Gí¼erva), me confió el día de su llegada:

"Yo suelo preguntarme, y emplearlo como ejemplo (ejemplo de momento, que está por establecerse claramente si hay correlación entre aficiones violentas y reacciones violentas, referidas a cosas como los toros o la caza y la pesca deportivas), lo siguiente:

“si una persona cuando está o se quiere poner contenta y a gusto, cuando quiere celebrar a su patrona o cualquier otra cosa, lo hace con un espectáculo de tortura y muerte, ¿qué no podría ser capaz de hacer en una situación límite, de ansiedad o cabreo como luchar por su "patria" (etarra), separación matrimonial (la maté porque era mía), resultado adverso de un partido (mato al hincha de los otros colores), etc...? Es decir, si uno se entrena en la violencia, ¿no corre el riesgo de reaccionar violentamente ante los avatares de la vida?"

Otra cosa son las motivaciones de quienes tienen como negocio las corridas de toros, desde el ganadero hasta el crítico, gentes que viven de ello, y muy bien por cierto, dispuestas a cualquier cosa con tal de hacer crecer la empresa (por ejemplo, utilizar subvenciones de fondos públicos, libradas para ganado vacuno de la cadena alimenticia, en las ganaderías para la lidia). Y, naturalmente, un marketing enorme, técnica que no se para en barras para conseguir sus fines, incluso falseando la historia.

Ahora bien, ¿cómo combatir la tauromaquia, sin caer en la violencia que, por definición, tanto gusta a los taurinos?

Pues yo la “combato” con las palabras. ¿Y qué es lo que combato? Un argumentario falaz. Imaginemos que estamos con un taurino que nos quiere vender su producto estrella: la tauromaquia. Nos expondría los siguientes beneficios:

1. Eleva el nivel cultural y artístico de los españoles.
2. Los hace más felices y muchos viven de ello.
3. Nos distingue de otros pueblos.
4. Preserva la naturaleza.

Y así.

Beneficios que haría derivar de las siguientes características:

1. La tauromaquia está en la esencia de lo mediterráneo, es muy antigua (y mencionaría el mito del Minotauro).
2. Es una tradición que arraigó en España de tal modo que hay que respetarla.
3. Es la fiesta española por excelencia, por tanto, fiesta nacional.
4. El toro de lidia es una raza autóctona de España.
5. Si no hubiese corridas, el toro de lidia desaparecería.
6. El toreo es un ejercicio de supremo valor.
7. El torero ama a los animales en general y al toro muy en particular.
8. Si se suprimiesen las corridas iría mucha gente al paro.
9. Es un arte el toreo.
10. Es fuente de otras artes.
11. El toreo es cultura.
12. La tauromaquia es ecológica.

También pueden esgrimir argumentos ad hominem, séase, atacar al que se opone, como el típico:

- tú rechazas las corridas, pero bien que te comes los solomillos".

Llegados a este punto nos fuimos a cenar los ricos productos de Gí¼erva, incluido el jamón porque, como ya sabéis, ahora considero igual de equivocadas a todas las supersticiones y eso de no comer cerdo, que me decían los imanes en mi primera vida, hoy me parece una chorrada imantada. Así que seguiré con lo de mi amigo el próximo día.