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LUCHA TRANSEXUAL

Como sabéis quienes os asomáis aquí, soy un cotillo de tomo y lomo. Cuando manejo el pitorro del turboturbante capto cualquier cosa. Pues bien, hoy he captado estas reflexiones de Kim Pérez que por su interés humano, social y de justicia, copio y pego:

Esta noche, justo la del 7 de abril de 2010, he sufrido lo que espero que sea una conmoción, aunque sé que el hilo que la mantiene es todavía delgado.

Unas lecturas sobre la situación económica en la prensa digital, una larga conversación telefónica con mi amigo Manolo Gualda, una visita a la página de Manuela Trasobares, me han llevado de nuevo a donde quise estar hace muchos años y no he estado nunca, más que de refilón.

En su momento, vi a las personas transexuales como paradigma de todas las marginaciones. Lo seguimos estando, lo estaremos más, previsiblemente, en los años negros que ya están llegando. Por eso mismo, podemos ser también paradigmas de todas las luchas.

Algunas nos hemos salvado in extremis de la marginación, y por eso nos hemos quedado más o menos paradas en la lucha por la justicia, la lucha humana primordial, y entregadas a diversas ocupaciones convenientes, pero no tan necesarias.

No han dejado la lucha, porque están en medio de la vorágine de injusticia general de América Latina, las trans de Quito, especialmente las del Proyecto Transgénero; no dejéis de visitar sus páginas y, si podéis, puesto que no sois trans, adivinad lo de nuevo, sencillo, alegre, fuerte, que hay en ellas.

Manuela Trasobares, a quien conocí un momento hace años, tampoco ha dejado la lucha, y no sólo por los derechos de las trans, sino de los humillados de la Tierra en general

(Éste, precisamente, ha sido mi defecto, que ahora me veo conminada a reparar: he trabajado por los derechos de las trans; no por los de todos)

Manuela lo ha llevado todo simultáneamente, como debe ser; y su blog es panorámico, y en él aparecen las trans como una parte del movimiento universal; una parte, ni más ni menos; no un margen, una nota de pie de página, sino una parte. ¡Nada menos!

Quisiera adherirme a ella, como compañera en la lucha por la justicia concreta, la que vamos a ver como indispensable en los años del paro masivo y la pobreza galopante, aunque mis opciones políticas sean diferentes; pero no lo es la opción fundamental, que en esta situación es plantarse frente a los monopolios que amenazan nuestros medios de vida.

Todo esto lo digo como fundamental; vayamos ahora de lo general a lo particular, ya que he sido preguntada en este foro por mi opinión; tengo que reprocharle a Manuela Trasobares sus palabras sobre una amiga mía, Carla Antonelli, también transexual, porque están fundadas en el desconocimiento de cómo se aprobó la Ley de Identidad de Género.

Esto es lo que dice y no puedo aprobar:

>Quienes hemos defendido nuestra causa desde las trincheras, hemos corrido delante de los grises y hemos sido encarceladas y vejadas por la propia policia tenemos que soportar desde los años 70 que cada vez que un gobierno quiere marcarse el pegote del progresismo saque a relucir la figura de una transexual y la incorpore a su sistema de uno u otro modo. Bibi Andersen fue utilizada en este sentido por el gobierno de Suárez, ansioso por esconder sus orígenes falangistas y engalanar España con un toque de modernidad. Carla Antonelli ha sido también un títere del gobierno de Zapatero, y le ha ayudado a vender la posibilidad de inscribir el nombre en el DNI como el paradigma del progreso social, a cambio de un papel en una serie y en un programa de debates insulsos de televisión para contribuir a la propaganda socia-lista. Si bien Bibi sufrió una fuerte presión social para que se operara, Carla Antonelli ha sido admitida sin intervenirse a condición de que no lo difunda, menudo avance en trenta años de monarquía parlamentaria. ¿No será que lo único que parlamentan los parlamentarios es la manera de llenarse los bolsillos? ¿No será que alargan las cuestiones importantes indefinidamente para distraer la atención y mantener la tensión social que les favorece? ¿ No será que su única función es adormecer la consciencia del pueblo en favor del rey, la aristocracia y el gran capital?>

Carla Antonelli era simpatizante del PSOE, como Coordinadora del Área Transexual, en el equipo de Pedro Zerolo.


Se consiguió la Ley del Matrimonio Homosexual, y también debía haberse promovido inmediatamente la Ley de Identidad de Género, para las personas transexuales, que también estaba en el programa de ese partido.

Sin embargo, Carla pensó que pasaba el tiempo, que no se veía ninguna señal, hizo las cuentas literalmente y vio que la legislatura podía agotarse sin que saliera y que después todo sería de nuevo mucho más difícil.

Entonces pensó lo que debía hacer. Se preguntó si debía respetar hasta el fondo la disciplina de gobierno del partido o si debía "poder mirar a la cara a las compañeras cuando las encontrara en la calle" (literalmente)

Decidió lo segundo (y por eso es amiga mía) Anunció que se pondría en huelga de hambre, si antes de dos semanas, el Gobierno no anunciaba el trámite de nuestra Ley.
Sabía que se jugaba su posición en el PSOE por el peor pecado partitocrático: la autonomía de pensamiento y de acción.


La seguimos. Pasamos miedo de que un cálculo electoral hubiera hecho al PSOE desistir de una ley para una extrema minoría, encima estigmatizada, y de que nos viéramos obligadas a seguir adelante. El movimiento trans reaccionó como una sola persona.

Por fin se llegó a una jornada de negociación con Pedro Zerolo, en la que Carla estuvo presente como una más, no como Coordinadora. Hubo un entendimiento básico y al fin, Pedro nos prometió y se comprometió a que habría Ley.
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Del proceso de determinación de su articulado, Carla estuvo completamente ausente. En aquellos momentos, estaba completamente apartada del partido. No se le puede atribuir ninguna participación en el articulado de la Ley.


Poco después, en el Congreso, el PSOE anunció con toda solemnidad que se haría la Ley. El partido resultó beneficiado porque pudo anotar en su historia este hecho, y evitarse una posible confrontación con todo el sector gaylesbitrans, que reforzaba así en cambio sus buenas relaciones con él.

Pero Carla, que había llamado la atención de su partido sobre el error que podía cometer si nos hubiera marginado, que evitó ese error, se quedó ella misma dada de lado.

La participación en una serie de televisión, la consiguió como parte de su busca de trabajo. El PSOE sigue, tres años después, irritado con ella, hasta que alguien comprenda que simpatizantes capaces de hacer lo que hizo, lo honran y no lo perjudican. O hasta que el fin de la partitocracia, que sería lo mejor de las convulsiones que nos amenazan, haga necesario recurrir a simpatizantes como ella.

Estimada amiga Manuela, muy estimada después de leer tu blog: me gustaría que leyeras estas informaciones y que redefinieras tu posición.

Kim Pérez