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"Fosos Feudales", por Miramamolín, el Moro

Cuando yo vivía en la Edad Media, los señores feudales infieles, séase cristianos, moraban en grandes castillos, normalmente situados en escarpadas colinas porque no se fiaban de nuestras huestes ni de su padre (¡cuántas familias se diezmaban entre los cristianos por causa del veneno, la daga y la ambición!. Como Alfonso X (a) "El Sabio", cepillándose a su hermano Don Fadrique, por ejemplo).

Para hacer más difícil el asalto a sus castiellos -que les decían- fueraparte las murallas, torreones, almenas y otros inventos aquellas gentes se las ingeniaron para rodear de agua los macizos edificios, de modo que no se pudiesen arrimar sin remojo los asaltantes; pero obsoleta quedó dicha práctica cuando la pólvora empezó a hacer ¡pum! y la puñeta. Entonces adornaron los fosos con flores acuáticas, peces de colores y, los que tenían mucha mala leche, con cocodrilos, que no sé de donde demonios los sacaban, pero allí estaban. Todo ello para buscar fuentes de ingresos inéditas hasta entonces, como el turismo.

Pues nada, -expresión oportuna hablando de fosos, sí señor- que cuando la gente se aburrió de verlos y el mantenimiento de los castillos se hizo carísimo hasta para los mangantes, digo los magnates, los fosos se fueron secando, los castillos desmoronando y nadie parecía acordarse de ellos.

Hasta que llegó el cine: primero los tochos "históricos" del imperio hacia Dios en blanco y negro, de Franco y sus cuates, y luego las americanadas que vinieron a rodarse por aquí, que era más barato. Pero que se acabó, como se acaban todos los grandes negocios del oportunismo.

Ya creíamos que nos habíamos librado de las aguas estancadas de los fosos, con su fango, sus gusanos, sus sanguijuelas, sus mosquitos y sus avispas, cuando irrumpieron en escena los arquitectos del diseño (¡cuantas desventuras puede causar el diseño!), como los que hicieron el Foro de La Rábida, fortaleza perfectamente expugnable, sobre todo por aire.

Eso sí, ahí el foso no está pensado para deshacerse de enemigos, sino ¡de los clientes y los usuarios! -¿alguien se imagina un foso alrededor de una tienda, para que los clientes se mojen?- y es un foso ligth, minifoso, fosín, fosito, fosillo, fosico, fosuelo o como quieras, pero si osas ponerte en la cola para sacar una entrada, relajado, charlando con la parienta o los amigos, sin mirar al suelo, en menos que salta un pez, te habrás dislocado un tobillo -o los dos-, te habrás mojado los zapatos, los calcetines y los juanetes. Y hasta te puedes caer por tiempos.

De modo que tenlo muy en cuenta ahora que, el día 8, comienza la temporada de espectáculos en el Foro del foso contraclientes.

Poner una acequia de diseño delante de las taquillas de un teatro no se le puede ocurrir más que a un … artísitico diseño.

(Aunque bien mirado, quizá sea una reminiscencia mahometana, porque es como acceder a una mezquita previo lavado de los pinreles, pero los "diseñadores" no han previsto la alacena para las babuchas, que se dejan fuera, ¡coñojones!).