"Bailar con la pobreza", por Miramamolín, el Moro.
¡Qué desagradable la pobreza! Es un estado al que se aproximó así un niño gringo, en el colegio, cuando empezó su redacción sobre ella escribiendo*:
"Había una vez una familia muy pobre: el padre era pobre, la madre era pobre, los hijos eran pobres, la institutriz, el ama de llaves, el mayordomo, la cocinera, los pinches, las doncellas, el chófer, los mozos de cuadras y el jardinero eran pobres…"
Aunque impactante, la definición no es muy científica, por sesgada. Ni el observador parece muy enterado de otras realidades, ni el universo estudiado es representativo. Para qué decir la muestra.
Hoy día casi todo el mundo habla de la pobreza, quizá sin haber pisado un barrio pobre ni una chabola, aunque se vean muchas imágenes en la tele, con un defecto por ahora insoslayable: como dicen los cocineros del Canal Cocina, "lástima que no les llegue el olor". Ni las moscas.
Ya en 1997, el insigne Vate Orate lo expresó de otro modo en el poema titulado "Sus muertos":
Porque ellos no entierran a sus muertos.
Ni se los comen,
que no les quedan gábilos.
Si alguna fuerza les quedara
sería para chuparles los huesos
y sorber,
ilusos,
la imposible grasa que lubrica sus pellejos negros,
o arios, o semíticos, ... ¡qué más da!
Quizá
los más exquisitos, sin miedo al colesterol,
con sus ojazos muy abiertos
frente a las cámaras de occidente y
mascando, rodeados de moscas, como
carpantas del horror,
rebañarían con sus dedos los sesos infantiles
de los cuencos de una vajilla muerta.
No los entierran, no.
Pero no son buitres para comerlos
ni señores de la guerra para pisarlos.
Solo son excedentes del Gran Sistema
que, temerarios, no usan condones
(algún cabronazo
les dice que es pecado),
se contagian y se reproducen.
¿Qué esperaban?
Otros humanos lavan sus conciencias,
no se si culpables, pero
generosas al menos, porque no buscan clientes,
y los entierran por ellos.
Porque ellos no.
Ellos posan para nuestras cámaras,
¿cómo entretenerse en enterrar a sus muertos?
¿Será una moda hablar de la pobreza? Toda esa gente que acude a manifestaciones contra la globalización, ¿tiene en cuenta aspectos como el que a algunos intereses económicos les puede venir muy bien su lucha contra los transgénicos, que los movimientos religiosos que participan en ellas proscriben la contracepción, que los fondos que se exigen para enviar a países pobres, amén de en algunos bolsillos privados del país destinatario, pueden, lo que es peor, invertirse en … pagar los intereses a las entidades prestamistas de Occidente, con lo que se ayuda a la globalización,…? Es muy complejo y muchos especialistas escriben sobre ello con seso y conocimiento; cualquiera puede leer divulgaciones sobre el asunto en webs como rebelion.org, canalsolidario.org, redvoltaire.net, etc… además de en los libros especializados. Véase, por ejemplo:
http://www.nodo50.org/reformaenserio/articulos/junio2005/nolivenog8.htm
Yo lo que no entiendo por mucho que se me explique, es que para luchar contra la pobreza uno se ponga guapito, se tome unas copas con pastillitas o sin ellas, y se vaya, tan contento, a bailar (actividad que, ¡oh novedad!, requiere gran tristeza por la pobreza) en "conciertos" de grupos de moda, con ropa de marca, los ojos en blanco y las manitas alzadas mientras sacude el esqueleto y chasquea los dedos. Es decir, a practicar lo que el más conspicuo consumismo dicta. En definitiva, lo mismo que las clásicas señoronas de abrigos de piel, en un concierto benéfico del teatro Real de Magerit. Quienes así se divierten, ¿piensan en el hambriento entre golpe de batería, alarido de roquero y gorgorito de soprano?
Ya se van conociendo los beneficios que dejan a los pobres estos conciertos:
http://www.canalsolidario.org/web/noticias/noticia/?id_noticia=6691.
Aspecto éste ya estudiado también en lo referente a las corridas de toros "benéficas"**.
Se dice que con los bailongos se presiona a los gobiernos (¡¡!!). ¿Alguien se puede tragar semejante butifarra? Pero, ¿saben los danzantes quién da órdenes a los gobiernos? ¿No ven que a éstos, a las realezas y demás patulea lo que les mola son olimpiadas y lujosos espectáculos varios, amén de las riquezas que consiguen a costa de los demás?
Cuan perplejo quedo, con mi candidez acrisolada por los siglos.
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*) Citado en "Selecciones, del Reader's Digest", edición argentina, allá por 1950, cuyo recorte fue llevado por el aire a mi túmulo.
**) Gilpérez Fraile, Luis: La vergí¼enza nacional. Penthalon Edcs. Madrid, 1991, pag. 73 y ss.
"Había una vez una familia muy pobre: el padre era pobre, la madre era pobre, los hijos eran pobres, la institutriz, el ama de llaves, el mayordomo, la cocinera, los pinches, las doncellas, el chófer, los mozos de cuadras y el jardinero eran pobres…"
Aunque impactante, la definición no es muy científica, por sesgada. Ni el observador parece muy enterado de otras realidades, ni el universo estudiado es representativo. Para qué decir la muestra.
Hoy día casi todo el mundo habla de la pobreza, quizá sin haber pisado un barrio pobre ni una chabola, aunque se vean muchas imágenes en la tele, con un defecto por ahora insoslayable: como dicen los cocineros del Canal Cocina, "lástima que no les llegue el olor". Ni las moscas.
Ya en 1997, el insigne Vate Orate lo expresó de otro modo en el poema titulado "Sus muertos":
Porque ellos no entierran a sus muertos.
Ni se los comen,
que no les quedan gábilos.
Si alguna fuerza les quedara
sería para chuparles los huesos
y sorber,
ilusos,
la imposible grasa que lubrica sus pellejos negros,
o arios, o semíticos, ... ¡qué más da!
Quizá
los más exquisitos, sin miedo al colesterol,
con sus ojazos muy abiertos
frente a las cámaras de occidente y
mascando, rodeados de moscas, como
carpantas del horror,
rebañarían con sus dedos los sesos infantiles
de los cuencos de una vajilla muerta.
No los entierran, no.
Pero no son buitres para comerlos
ni señores de la guerra para pisarlos.
Solo son excedentes del Gran Sistema
que, temerarios, no usan condones
(algún cabronazo
les dice que es pecado),
se contagian y se reproducen.
¿Qué esperaban?
Otros humanos lavan sus conciencias,
no se si culpables, pero
generosas al menos, porque no buscan clientes,
y los entierran por ellos.
Porque ellos no.
Ellos posan para nuestras cámaras,
¿cómo entretenerse en enterrar a sus muertos?
¿Será una moda hablar de la pobreza? Toda esa gente que acude a manifestaciones contra la globalización, ¿tiene en cuenta aspectos como el que a algunos intereses económicos les puede venir muy bien su lucha contra los transgénicos, que los movimientos religiosos que participan en ellas proscriben la contracepción, que los fondos que se exigen para enviar a países pobres, amén de en algunos bolsillos privados del país destinatario, pueden, lo que es peor, invertirse en … pagar los intereses a las entidades prestamistas de Occidente, con lo que se ayuda a la globalización,…? Es muy complejo y muchos especialistas escriben sobre ello con seso y conocimiento; cualquiera puede leer divulgaciones sobre el asunto en webs como rebelion.org, canalsolidario.org, redvoltaire.net, etc… además de en los libros especializados. Véase, por ejemplo:
http://www.nodo50.org/reformaenserio/articulos/junio2005/nolivenog8.htm
Yo lo que no entiendo por mucho que se me explique, es que para luchar contra la pobreza uno se ponga guapito, se tome unas copas con pastillitas o sin ellas, y se vaya, tan contento, a bailar (actividad que, ¡oh novedad!, requiere gran tristeza por la pobreza) en "conciertos" de grupos de moda, con ropa de marca, los ojos en blanco y las manitas alzadas mientras sacude el esqueleto y chasquea los dedos. Es decir, a practicar lo que el más conspicuo consumismo dicta. En definitiva, lo mismo que las clásicas señoronas de abrigos de piel, en un concierto benéfico del teatro Real de Magerit. Quienes así se divierten, ¿piensan en el hambriento entre golpe de batería, alarido de roquero y gorgorito de soprano?
Ya se van conociendo los beneficios que dejan a los pobres estos conciertos:
http://www.canalsolidario.org/web/noticias/noticia/?id_noticia=6691.
Aspecto éste ya estudiado también en lo referente a las corridas de toros "benéficas"**.
Se dice que con los bailongos se presiona a los gobiernos (¡¡!!). ¿Alguien se puede tragar semejante butifarra? Pero, ¿saben los danzantes quién da órdenes a los gobiernos? ¿No ven que a éstos, a las realezas y demás patulea lo que les mola son olimpiadas y lujosos espectáculos varios, amén de las riquezas que consiguen a costa de los demás?
Cuan perplejo quedo, con mi candidez acrisolada por los siglos.
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*) Citado en "Selecciones, del Reader's Digest", edición argentina, allá por 1950, cuyo recorte fue llevado por el aire a mi túmulo.
**) Gilpérez Fraile, Luis: La vergí¼enza nacional. Penthalon Edcs. Madrid, 1991, pag. 73 y ss.