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"Cinco nombres", por Miramamolín, el Moro.

En esta Güerva que habité unos ochocientos años, y con la que sigo en contacto ultrasensorial y parapsicológico, los próceres hacen cosas la mar de graciosas. Como he viajado poco, y cuando lo hacía mi objetivo era la conquista y no el turismo, ignoro si en todas partes cuecen habas. Si es así, la fraternidad universal quedaría demostrada, ya que igual de sumisos a los próceres serían tirios y troyanos, fueren de la envergadura que fueren las patochadas que se les ocurran a aquellos.

Voy al asunto: un poeta amigo mío, por nombre artístico El Vate Orate, vivió en una calle de Güerva, quizá única en el mundo, por una peculiaridad que él me contó en verso:

Cinco nombres a mi calle
le ha puesto el ayuntamiento
pa poder liarlo to
y causarnos sufrimiento.

Plaza de América fue
lo primero que nos dijo
y cuando me lo sabía,
resulta que a punto fijo

en los planos ya tenía
otro nombre colocado,
más feo que Picio el pobre:
el de ...¡Tráfico Pesado!

Y venían los recibos,
antiguos y más recientes,
del IBI y las basuras
¡a ... Jacinto Benavente!

Y es tal su cachondeíto,
que, sin frío ni calor,
de pronto nos larga un Santí-
simo Cristo del Amor.

¡Vaya tela! Nomenclátor
demente y embarullado,
que nunca han visto los siglos...;
pero esto no ha terminado:

que si eran pocos los nombres
ahora tiene otro más fino:
Avenida, que le dicen,
del muy Nuevo Colombino.

Hay que ver a los carteros
volverse locos los pobres,
sin saber donde dejar
a los vecinos sus sobres.

Y miren nuestros remites
con un montón de renglones,
que a largos nadie nos gana:
¡ole ahí nuestros.....!

Mas también se nos alargan
las tarjetas de visita,
que para poder medirlas
hay que llevar una guita.

De ingenio para los nombres
esta gente ha hecho un alarde,
pero para ingenio, el mío,
como trinque yo al alcalde.

Y aquí se acaba el romance
de los nombres de mi calle.
Pluga al cielo que no siga,
y si lo intentan, que fallen.

Y me aclara mi amigo que los organismos administrativos, empezando por el propio ayuntamiento, les mandaban papeles oficiales con cualquiera de esos nombres en el mismo tiempo real.

Civilización occidental se llama eso. Facilidades para el ciudadano. Coordinación administrativa, costeeficiencia y gestión óptima de los recursos. En suma: excelencia.

Pensaba yo, mientras reía/lloraba, que era el desiderátum, cuando nuevas ondas me emitió El Vate, ampliando la noticia: el nombre de Santísimo, etc, etc. ... lo tiene una acera, y el de Nuevo Colombino, la otra. ¿Hay quien dé mas?
123 comente otra vez
123 comente otra vez dice:
04/01/2005 22:15

Magnífico artículo y cero patatero a los responsables de los nombres de las calles de Huelva (¡Están locos estos políticos!)

admin
admin dice:
06/01/2005 01:24

Muy buen artículo. Me ha gustado mucho la combinación de estilos literarios. Además, a nosotros, como al Vate Orate, también nos afecta el lío éste de los 5 nombres para una misma dirección (¡Es de locos!). Abrazos: Manuel

marcos gualda
marcos gualda dice:
06/01/2005 02:59

Se te olvidó otro nombre: Plaza de Russelheim (o como se escriba esa ciudad alemana que no sabemos qué relación tiene con Cacúa).