Un poema de María Polydouri
Nada o casi nada sabíamos en España de María Polydouri (Kalamata, 1902-Atenas, 1930), aunque en su país natal es una referencia imprescindible. La aparición de "Los trinos que se extinguen" (Vaso Roto), en edición bilingí¼e del también poeta Juan Manuel Macías, viene a corregir esa injusticia. Entre el amor y la muerte, el fatalismo y la celebración, la poesía de Polydouri, truncada prematuramente, mantiene un aire de intenso romanticismo sin dejar por ello de ser nítidamente moderna
FIESTA
A una fiesta me invitaron los camaradas.
No rehúso. ¡Iré para olvidar!
Me pondré mi vestido rojo
y de mi propia belleza tendré celos.
Al muerto que guardo en mi interior, con orgullo
y cariño, también lo llevaré del brazo.
Seré jovial y misteriosa;
seré una enviada de la Guadaña.
Los camaradas, condenados a muerte, aunque beban
vino en su fiesta, no se emborracharán.
Una maldición estará con ellos,
mas yo seré hermosa y no habrán de sospechar.
Después pedirán una canción, si acaso
esperan una pálida alegría;
pero mi canción será tan cierta
que quedarán confundidos y en silencio.
FIESTA
A una fiesta me invitaron los camaradas.
No rehúso. ¡Iré para olvidar!
Me pondré mi vestido rojo
y de mi propia belleza tendré celos.
Al muerto que guardo en mi interior, con orgullo
y cariño, también lo llevaré del brazo.
Seré jovial y misteriosa;
seré una enviada de la Guadaña.
Los camaradas, condenados a muerte, aunque beban
vino en su fiesta, no se emborracharán.
Una maldición estará con ellos,
mas yo seré hermosa y no habrán de sospechar.
Después pedirán una canción, si acaso
esperan una pálida alegría;
pero mi canción será tan cierta
que quedarán confundidos y en silencio.