Un poema de Juan Manuel Macías
Juan Manuel Macías (Cartagena, 1970), filólogo y helenista, traductor de Safo, autor de Azul de enero, ha publicado un libro desconcertante, difícil, lleno de recovecos. Se titula Tránsito, ha aparecido en DVD y su inventiva verbal, su mezcla de culturalismo y observación de los gestos del mundo, me tienen fascinado. Me gusta la poesía que no es evidente, que no se agota en una ni en varias lecturas. Prefiero una poesía que no comprendo enteramente que una que entienda al primer vistazo. De la primera aún obtendré algo. Os dejo con un poema de Tránsito:
ADESTE HENDECASILLABI QUOT ESTIS
Esta vez no
vendrán, Catulo,
los endecasílabos.
Aunque vacíes las botellas hasta el fondo de los ojos,
y persigas en todos los desaguaderos las últimas notas y la rúbrica aceitosa con que la noche se despide,
sólo obtendrás en respuesta tu propia saliva cayendo por el día,
el vacío, el deseo, el sutil infinito que media entre palabra y palabra
mientras las cosas te entregan su luminosa espalda ausente. Miedo. Miedo
o, sencillamente, el esbozo de una pantomima a punto de quebrarse
como el débil filamento de un recuerdo.
El beso, la caricia, la demora y la teta,
acaso una docena de naufragios, sueños enfermos de brea y acordeones malheridos,
la geometría intachable de la muerte en el sombrero de copa de Fred Astaire
"palabra y palabra", y todo a la deriva en un puñado de islas desconocidas entre sí,
un vaivén de alas escoradas con un fondo elemental de ira,
sin remedio,
sin encontrar la tecla precisa, la trenza indispensable
que ponga en marcha, una vez más, ese pequeño y dulce y obediente animal retórico.
Hay un íntimo estruendo de máscara.
La certeza del mundo rendido a su intemperie.
El largo mundo donde llueve o lesbia.
Y en cada sílaba muerta, irreparable,
la perfumada culpa de su nomeolvides.
ADESTE HENDECASILLABI QUOT ESTIS
Esta vez no
vendrán, Catulo,
los endecasílabos.
Aunque vacíes las botellas hasta el fondo de los ojos,
y persigas en todos los desaguaderos las últimas notas y la rúbrica aceitosa con que la noche se despide,
sólo obtendrás en respuesta tu propia saliva cayendo por el día,
el vacío, el deseo, el sutil infinito que media entre palabra y palabra
mientras las cosas te entregan su luminosa espalda ausente. Miedo. Miedo
o, sencillamente, el esbozo de una pantomima a punto de quebrarse
como el débil filamento de un recuerdo.
El beso, la caricia, la demora y la teta,
acaso una docena de naufragios, sueños enfermos de brea y acordeones malheridos,
la geometría intachable de la muerte en el sombrero de copa de Fred Astaire
"palabra y palabra", y todo a la deriva en un puñado de islas desconocidas entre sí,
un vaivén de alas escoradas con un fondo elemental de ira,
sin remedio,
sin encontrar la tecla precisa, la trenza indispensable
que ponga en marcha, una vez más, ese pequeño y dulce y obediente animal retórico.
Hay un íntimo estruendo de máscara.
La certeza del mundo rendido a su intemperie.
El largo mundo donde llueve o lesbia.
Y en cada sílaba muerta, irreparable,
la perfumada culpa de su nomeolvides.
Hoy que he sentido miedo...y he temido quebrarme como el débil filamento de un recuerdo...Hoy que he necesitado besos y ha amanecido lloviendo...que no he danzado como Ginger, que por momentos he sentido la fria certeza de la intemperie...He paladeado este poema. Lo he hecho mío. Me ha acompañado y me ha hecho pensar ¡Dice tanto!!!! Me gusta.
¡A ver cuándo uno tuyo JL!!!!!
Y ya de finde...y alegre de nuevo...Muchos besos. My