Sevilla con amigos
La lectura del viernes fue para recordar. La Extravagante es una librería muy pequeña pero de visita obligada. Un lugar en el que no puede pasarte nada malo, un vientre cálido lleno de libros: el paraíso. Y yo un Jonás feliz, deseoso de quedarme en ese vientre. Mis escamas de lucio un poco literato relucían.
Habría unas quince personas pero entregadas. Alejandro, generosamente, leyó poemas de todos y Rafa, Eva y yo poemas propios. Nos desnudamos, tal como prometí. Luego cena y copas con viejos y nuevos amigos: Marga, José María Conget, Maribel Cruzado, José María, Mariano, Rosario y Cristina (hijas de mi antiguo editor Abelardo Linares)... Me gusta poner nombres propios en este mi diario.
Al día siguiente desayunamos con Alejandro y hasta nos quedamos a tomar una cerveza al sol ahora clemente. No podíamos quedarnos más tiempo pero me hubiera gustado. Da igual: Sevilla está siempre ahí mismo, a mano. El mundo. Hay una Sevilla que yo me he inventado para mi uso y disfrute, y voy bastante. Ellos vienen de su pueblo a la capital, Islantilla.
Me gustan los pueblos. Hasta puedo tolerar a la duquesa de Alba, esa heredera de los genocidios españoles en Flandes. Amo Sevilla. O, como dice mi amigo Fernando Beltrán, Sevida.
La Extravagante: habrá que visitarla. Gracias por la pista!