Que pierda España, sin ejems
Me voy a Asturies un par de semanas. Dicen en los telediarios que no hay que anunciar en internet que te vas de tu casa porque así es como te la desvalijan, pero no hay problema: se quedará en ella mi hermano Juan con su familia y ellos nos defenderán no de los ladrones profesionales sino de una plaga aún peor: los turistas. Otros años nos desaparecieron sillas de playa y cosas así y fueron los veraneantes que venían de alquiler, los domingueros, esa lacra.
No tendré internet, así que este blog descansará (sólo unos días).
Los que no descansan son los que llevan toda la noche tocando la bocina del coche. Parece ser que ha ganado un partido, creo yo, algún equipo local (el San Roque de Lepe, supongo) y los forofos lo celebran exteriorizando al animal, de suyo ruidoso y molesto.
Ja. Ya sé que es España la que ha ganado. Venga, alegrémonos: uh, uh, uh! Fin de la alegría. No es un secreto que deseo que pierda. Entre otras cosas, me revienta tanta banderita española en los balcones. Estos días todas las casas me parecen cuarteles de la Guardia Civil. Pero sobre todo me molesta tanta estupidez gregaria, esa obligación ambiental de que apoyemos a la Selección Española. Iba a decir que los destinos de la Selección Española me dejan indiferente, pero no. ¡Ojalá! Tengo que tragarme a la Selección Española cada vez que abro un periódico o pongo la tele. Y si no lo hago, también. Y toda esa gente que dice: "Hemos marcado tal" o "La próxima jugamos contra tal", como si los que lo dicen también jugaran.
Me declaro (vuelvo a hacerlo) en rebeldía frente al Mundial y frente a la Selección Española, a la cual no le deseo ningún triunfo, entre otras cosas porque todos los bobos que la jalean seguirán cobrando el paro (con suerte) mientras sus integrantes se embolsan cantidades de euros indecentes y se ríen de ellos, de mí y de vosotros, que no ganaréis un octavo de lo que ellos ganarán, si obtienen el título, ni en cuarenta años de los trabajos forzados con los que os ganáis la vida.
Así que viva Holanda. Si viviera allí me resultarían igual de antipáticos pero me ha tocado vivir aquí y cada cual es patriota a su modo. Por patriotismo, porque creo en algo mejor, porque no me gustan las religiones obligatorias ni los entusiasmos colectivos ni que un niñato que sabe dar patadas a un balón gane de un tirón más que una persona honrada e inteligente como mi padre en toda su vida laboral... que pierda España.
(Y si gana, me alegraré por algunos amigos, que lo desean. Pero no mucho...).
No tendré internet, así que este blog descansará (sólo unos días).
Los que no descansan son los que llevan toda la noche tocando la bocina del coche. Parece ser que ha ganado un partido, creo yo, algún equipo local (el San Roque de Lepe, supongo) y los forofos lo celebran exteriorizando al animal, de suyo ruidoso y molesto.
Ja. Ya sé que es España la que ha ganado. Venga, alegrémonos: uh, uh, uh! Fin de la alegría. No es un secreto que deseo que pierda. Entre otras cosas, me revienta tanta banderita española en los balcones. Estos días todas las casas me parecen cuarteles de la Guardia Civil. Pero sobre todo me molesta tanta estupidez gregaria, esa obligación ambiental de que apoyemos a la Selección Española. Iba a decir que los destinos de la Selección Española me dejan indiferente, pero no. ¡Ojalá! Tengo que tragarme a la Selección Española cada vez que abro un periódico o pongo la tele. Y si no lo hago, también. Y toda esa gente que dice: "Hemos marcado tal" o "La próxima jugamos contra tal", como si los que lo dicen también jugaran.
Me declaro (vuelvo a hacerlo) en rebeldía frente al Mundial y frente a la Selección Española, a la cual no le deseo ningún triunfo, entre otras cosas porque todos los bobos que la jalean seguirán cobrando el paro (con suerte) mientras sus integrantes se embolsan cantidades de euros indecentes y se ríen de ellos, de mí y de vosotros, que no ganaréis un octavo de lo que ellos ganarán, si obtienen el título, ni en cuarenta años de los trabajos forzados con los que os ganáis la vida.
Así que viva Holanda. Si viviera allí me resultarían igual de antipáticos pero me ha tocado vivir aquí y cada cual es patriota a su modo. Por patriotismo, porque creo en algo mejor, porque no me gustan las religiones obligatorias ni los entusiasmos colectivos ni que un niñato que sabe dar patadas a un balón gane de un tirón más que una persona honrada e inteligente como mi padre en toda su vida laboral... que pierda España.
(Y si gana, me alegraré por algunos amigos, que lo desean. Pero no mucho...).
No podría estar más de acuerdo. Ni crisis, ni paro, ni subida del IVA... circo y más circo.