Otro poema de Pelayo Fueyo
La alegoría, lo arcano, la paradoja, el secreto encerrado en una caja cuyo contenido sólo podemos conjeturar... Con esos materiales construye Pelayo Fueyo (Gijón, 1967) sus poemas, que parten siempre de la realidad cotidiana para indagar luego sus misterios significativos, todo aquello que no se aprecia con un vistazo. Unos pocos símbolos se repiten de continuo: el espejo, el reloj de arena, la rosa, el guiñol... Objetos y formas que sirven para tratar de explicar la infancia o el encuentro amoroso, que se convierten en vehículos para un conocimiento más hondo de la existencia y sus asombros.
Os dejo con un poema suyo, perteneciente a Parábola del desertor (Madrid, Hiperión, 1997). La imagen es de un gran fotógrafo, Carles Mercader.
LA VELA
Después de nuestra muerte, seremos esa vela
que encienden los amantes por el amor eterno.
Yo seré el cirio erguido que reciba tu fuego
como un himen de luz en una noche densa.
Tú cambiarás de forma cuando tiemble la llama,
y hervirá tu dolor en mi chorro de esperma.
Yo habré de confundirme por ti pero contigo,
y habré de sorprenderte en el último instante:
cuando ella suspire, o él vierta alguna lágrima,
o se acabe este cabo y se enciendan sus cuerpos.
Os dejo con un poema suyo, perteneciente a Parábola del desertor (Madrid, Hiperión, 1997). La imagen es de un gran fotógrafo, Carles Mercader.
LA VELA
Después de nuestra muerte, seremos esa vela
que encienden los amantes por el amor eterno.
Yo seré el cirio erguido que reciba tu fuego
como un himen de luz en una noche densa.
Tú cambiarás de forma cuando tiemble la llama,
y hervirá tu dolor en mi chorro de esperma.
Yo habré de confundirme por ti pero contigo,
y habré de sorprenderte en el último instante:
cuando ella suspire, o él vierta alguna lágrima,
o se acabe este cabo y se enciendan sus cuerpos.