Noche con Eduardo y los demás
Pocos pero entregados oyentes tuvo ayer Eduardo García en la Biblioteca de Huelva. Leyó fundamentalmente poemas de La vida nueva y habló por los codos de cosas pertinentes, literarias o no. Hizo una defensa de la utopía y de los extremos (desgarro o entusiasmo pero no emociones de segunda) y sembró sus ideas de izquierda sin asomo de dogmas. En este mundo literario nuestro, lleno de provocadores de pacotilla, es un placer oir a un radical, a un partidario de la felicidad.
El acto fue ocasión para reencontrarnos con Uberto Stabile, al que hacía tiempo que no veíamos, y luego, en cena y copas, para charlar con Francis Vaz, Juan José Oña y otros amigos. Oña es un político que en absoluto lo parece (lo cual le honra). Se diría más bien que es poeta o profesor o filósofo. Y hasta su cordialidad no es apresurada, no es "política". Y con Eduardo, con quien tantas cosas me unen, un gusto charlar de todo y que no tardemos tanto en volver a vernos.
El acto fue ocasión para reencontrarnos con Uberto Stabile, al que hacía tiempo que no veíamos, y luego, en cena y copas, para charlar con Francis Vaz, Juan José Oña y otros amigos. Oña es un político que en absoluto lo parece (lo cual le honra). Se diría más bien que es poeta o profesor o filósofo. Y hasta su cordialidad no es apresurada, no es "política". Y con Eduardo, con quien tantas cosas me unen, un gusto charlar de todo y que no tardemos tanto en volver a vernos.