La terrible semana
Ha sido una semana dura, de tristeza, de cansancio. Hay rachas malas. Pero también, pensándolo mejor, una semana llena de cosas intensas y de amigos. ¿Con qué me quedo? Con lo mejor, siempre, ya lo sabéis: en esta guarida no se nombran las cosas tristes. El miércoles vinieron a comer Hidjadji y Claude Le Bigot. Comimos en el jardín, al sol, hablando de literatura interminablemente, y de lo que no es literatura. Paseamos por la playa, nos acercamos a Isla Cristina a ver la puesta de sol y al final se quedaron a cenar. Claude es un amante del vino y nos trajo un burdeos excelente, del que dimos buena cuenta. Hidjadji no habla español y tuve ocasión de comprobar que mi francés no estaba tan oxidado como creía.
Hace dos o tres años, gracias en gran parte a Claude, tuve ocasión de leer poemas en Dijon, con Isabel Pérez Montalbán y Carlos Marzal. Durante tres días recorrimos la Borgoña, visitando bodegas y castillos, siendo felices sin mesura. Recuerdo las discusiones (cordiales) con Isabel, que se nos lanzaba a la yugular a Carlos y a mí, porque nos consideraba "poetas del régimen". ¿De qué régimen? Aún no he podido dilucidarlo. Eso sí, cuando le tocó leer en un bar (yo leí en un palacete), Isabel, que es comunista y vino de punta en blanco, protestaba: ella hubiera preferido el palacete. Y yo ser comunista, como ella.
De todo eso, además de muchos recuerdos, quedó una antología estupenda, Trois poétes espagnols contemporaines, traducida por Claude. Esta vez también intercambiamos regalos librescos: él un estudio de poesía española, yo algunas de mis traducciones, Eva su último libro. Y un ramo de flores que trajo Hidjadji.
Al día siguiente presenté en Huelva el último libro de Antonio Rivero Taravillo, Macedonia de rutas, que os recomiendo vivamente, y Antonio premió mis humildes servicios con un regalazo: su traducción de la poesía completa de Yeats, una joya -en lo literario y en lo bibliográfico- que ha publicado Pre-Textos recientemente. La sala estaba llena y Antonio cautivó. Más tarde, cenamos con él y con Manolo Moya -que pasaba por allí- y fue una noche estupenda, charlando de lo que se nos ocurría y comiendo coquinas. Lo que dije del libro puede leerse aquí.
Estuvimos a punto de no ir a Sevilla, al festival de Perfopoesía. Eva ha estado enferma y yo no estaba bien de ánimo. Pero teníamos que ir. Otro día malo, el viernes. Hasta que llegamos a Sevilla y Marga nos acogió y nos dio el cariño que necesitábamos y nos purificó del mal de mundo. A partir de entonces, todo fue fantástico. Aparte de la gente del Cangrejo (Antonio Villarán, Nuria, Javier Gato), nos encontramos con un montón de amigos que no veíamos hacía mucho, como Kabe (Enrique Cabezón) y Carmen Beltrán, que son querencia antigua y continua; los amigos de Museo Extemporaneo, Manolo Maciá y familia; Moisés, del que os hablé cuando el primer South Pop (y que ahora toca en el grupo Salieri)... Leímos y compartimos noche con Rafa Suárez y su hermano Pablo, que es abogado y no poeta pero para mí sienta plaza de poeta. Y con Marga, a la que Eva y yo pensamos adoptar si ella no nos adopta antes.
¿Así que había sido una semana dura, triste? Ya no lo tengo tan claro. Me gusta llenar mi paisaje con figuras. Y absuelven. Aunque los perros ladren, ladren...
Hace dos o tres años, gracias en gran parte a Claude, tuve ocasión de leer poemas en Dijon, con Isabel Pérez Montalbán y Carlos Marzal. Durante tres días recorrimos la Borgoña, visitando bodegas y castillos, siendo felices sin mesura. Recuerdo las discusiones (cordiales) con Isabel, que se nos lanzaba a la yugular a Carlos y a mí, porque nos consideraba "poetas del régimen". ¿De qué régimen? Aún no he podido dilucidarlo. Eso sí, cuando le tocó leer en un bar (yo leí en un palacete), Isabel, que es comunista y vino de punta en blanco, protestaba: ella hubiera preferido el palacete. Y yo ser comunista, como ella.
De todo eso, además de muchos recuerdos, quedó una antología estupenda, Trois poétes espagnols contemporaines, traducida por Claude. Esta vez también intercambiamos regalos librescos: él un estudio de poesía española, yo algunas de mis traducciones, Eva su último libro. Y un ramo de flores que trajo Hidjadji.
Al día siguiente presenté en Huelva el último libro de Antonio Rivero Taravillo, Macedonia de rutas, que os recomiendo vivamente, y Antonio premió mis humildes servicios con un regalazo: su traducción de la poesía completa de Yeats, una joya -en lo literario y en lo bibliográfico- que ha publicado Pre-Textos recientemente. La sala estaba llena y Antonio cautivó. Más tarde, cenamos con él y con Manolo Moya -que pasaba por allí- y fue una noche estupenda, charlando de lo que se nos ocurría y comiendo coquinas. Lo que dije del libro puede leerse aquí.
Estuvimos a punto de no ir a Sevilla, al festival de Perfopoesía. Eva ha estado enferma y yo no estaba bien de ánimo. Pero teníamos que ir. Otro día malo, el viernes. Hasta que llegamos a Sevilla y Marga nos acogió y nos dio el cariño que necesitábamos y nos purificó del mal de mundo. A partir de entonces, todo fue fantástico. Aparte de la gente del Cangrejo (Antonio Villarán, Nuria, Javier Gato), nos encontramos con un montón de amigos que no veíamos hacía mucho, como Kabe (Enrique Cabezón) y Carmen Beltrán, que son querencia antigua y continua; los amigos de Museo Extemporaneo, Manolo Maciá y familia; Moisés, del que os hablé cuando el primer South Pop (y que ahora toca en el grupo Salieri)... Leímos y compartimos noche con Rafa Suárez y su hermano Pablo, que es abogado y no poeta pero para mí sienta plaza de poeta. Y con Marga, a la que Eva y yo pensamos adoptar si ella no nos adopta antes.
¿Así que había sido una semana dura, triste? Ya no lo tengo tan claro. Me gusta llenar mi paisaje con figuras. Y absuelven. Aunque los perros ladren, ladren...
Ahoj,
Figura "te queremos".
Besinos, Ra.