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Fragmento de unas memorias inéditas (V)

Fue la noche, que olía a pino, fue el calor. Pero quizá algo ya se presentía unas horas antes. Cuando salimos del bar, C. y T. nos despidieron con sorna, presintiendo (nos lo confesaron al otro día) lo que iba a pasar. ¿Somos tan transparentes? ¿O es la mala fama?
Despejamos el salón, servimos copas y nos pusimos a bailar. Fui yo el que propuso bañarnos desnudos en la piscina. "Así veremos tu depilación brasileña", le dije a R. Nos reimos. Estábamos solos en la urbanización. Podíamos hacer lo que quisiéramos: bañarnos desnudos, bailar en el jardín, poner la música muy alta...
A la vuelta del baño, bailando con R., la besé. Ella no se resistió. Sonaba Tom Waits: ¿cómo evitarlo? Atraje a Z. y nos besamos los tres a un tiempo, las tres bocas juntas, como en aquella escena de "El diputado". Hacía mucho calor y había en el aire olor a pino. Subimos a la buhardilla. En el salón se quedó la ropa de los tres, tirada por el suelo como mondas de fruta recién pelada.