Fragmento de unas memorias inéditas (III)
Es la persona con quien más veces hemos estado. Pero cada encuentro es especial.
La última vez fue en su apartamento de Oviedo, en su cuarto, que da a un patio interior de la calle General Elorza pero que a cierta hora de la tarde está inundado de sol (cuando hace sol en Oviedo, y esa tarde lo hacía).
Después de follar los tres como animalitos, tendidos en la cama con ese cansancio, Z. comentó:
-Estoy viendo, con esta luz, las tres texturas de piel, de lo más pálido a lo más oscuro. Es precioso.
Era verdad. Aquel sol hacía un regalo: la nitidez de las tres pieles, como lomos lustrosos de tres animales con distintos pelajes.
Permitidme la presunción: habrá nobleza mayor, mayor belleza...
La última vez fue en su apartamento de Oviedo, en su cuarto, que da a un patio interior de la calle General Elorza pero que a cierta hora de la tarde está inundado de sol (cuando hace sol en Oviedo, y esa tarde lo hacía).
Después de follar los tres como animalitos, tendidos en la cama con ese cansancio, Z. comentó:
-Estoy viendo, con esta luz, las tres texturas de piel, de lo más pálido a lo más oscuro. Es precioso.
Era verdad. Aquel sol hacía un regalo: la nitidez de las tres pieles, como lomos lustrosos de tres animales con distintos pelajes.
Permitidme la presunción: habrá nobleza mayor, mayor belleza...
No deseo repetirme, pero este material lleva buen camino. Prosígase.
UN ABRAZO