Elogio de Portugal
Vivo tan cerca de Portugal que podría ir todos los días a comprar el pan. Voy a menudo, de hecho, a Vila Real de Santo António (una ciudad preciosa y con muchísimo sabor, pegadita a la frontera), y un poco más allá de vez en cuando. Aquí, españoles y portugueses estamos siempre "unos en casa de otros" y nos llevamos muy bien. Ni sombra del necio, ridículo y cateto desprecio que algunos españoles del interior prodigan a nuestros vecinos. Ahora bien: mientras que casi todos los portugueses hablan español de maravilla, pocos españoles se esfuerzan en hacer lo propio con el portugués. Yo lo intento y aún recuerdo mi exultación cuando un camarero se puso a hablarme en español y su compañera, con la que yo había estado hablando antes, le dijo: "No hace falta, sabe portugués".
Aunque generalizar sea siempre abusivo, debo decir que los portugueses nos ganan por goleada en una serie de cosas estimables: educación, cortesía, discreción, saber estar. Incluso en Lisboa, pese a la fama de antipáticos que tienen los ciudadanos de cualquier gran ciudad respecto a los de los pueblos. Se conoce que un cobrador del tranvía ha tenido una mala mañana porque sonríe sólo levemente al cobrarte.
También hay inconvenientes. Por ejemplo, los portugueses consideran que un acto literario no merece la pena de celebrarse si no dura cinco horas. Si hay cuarenta poetas, recitarán los cuarenta su obra completa. Y nunca falta algún español que aproveche la ocasión para hacer lo propio, lo que en España le serviría para ser emplumado con brea.
En fin, en estos años de vida de frontera me he dado cuenta de lo mucho que enriquece la vida de frontera. Es como vivir en dos países en vez de en uno, y coger de cada uno lo mejor. Por lo demás, nos parecemos en demasiadas cosas como para ser distintos: el idioma, tener políticos nefastos, la tutela de la severa madre europea...
Cataluña deseando separarse y yo deseando que España y Portugal se unan...
Eso sí: la capital, Setúbal.
pues seguro que nos hemos cruzado mas de una vez , porque soy asiduo visitante de Portugal , especialmente de Villa real , donde tomar "uma bica" en su preciosa plaza "marques de Pombal" despues de almolzar , no tiene precio .Coincido contigo en los halagos a los portugueses , parece que lo he escrito yo , en cuanto a lo del idioma para mi "indescifrable" a pesar de haber terminado 3 cursos y de practicarlo todo lo que puedo , fui testigo de una situacion que resume muy bien ese desprecio que algunos imbeciles prodigan a nuestros vecinos , fue en Sagres , en un restaurante donde almorzabamos , la mesa que estaba junto a la nuestra fue "invadida" por una reunion de sevillanos "salerosos" , muy a lo "Alvarez Quintero" , el camarero se dirigia a ellos con un español perfecto y exquisita educacion , los "graciosos" , le contestaban con gracietas y sobre todo elevando la voz como si a un deficiente se dirigieran , y de las gracias que uno soltaba los demas se reian escandalosamente , una de ellas no dejaba de repetir entre grititos "que me meo , que me meo" , me indigne de tal manera , que yo que soy muy frio para esas cuestiones , no pude resistir y le dije al ultimo que hablo al camarero "¿por que le gritas? , el te entiende perfectamente , eres tu el que no te enteras".