El donoso escrutinio
El otro día vinieron José Luis García Martín, Rodrigo Olay, Carlos Iglesias, José Luis Sevillano y Cristian David. Tomamos unas cañas (por cierto, me regalaron una pipa, una espléndida Peterson) y luego bajaron al sótano (más negro que mi reputación, como citó Martín) y se abalanzaron (es la palabra exacta) sobre las cajas, lanzando exclamaciones de placer, comentando lo que encontraban con sana codicia. Parecía una escena del Quijote pero sin quema bibliográfica. Llenaron el coche de Sevillano hasta los topes. Para reconocer a un auténtico lector sólo hay que dejarle entre libros y verle examinarlos.
Sólo lamentaron no tener sitio para llevarse más. Y yo también, porque no pueden estar en mejores manos.
Guárdame dalgún, bibliómanu en recuperación.
(Busco tiempu pa llamate. Tenemos que falar.)
Un abrazu.