Dropout II
La misma Iglesia que ponía cojines de terciopelo al violador Marcial Maciel condenaba al silencio a Leonardo Boff por llevar a la práctica el mensaje de Jesús. Y el brazo ejecutor fue... ¿ya lo habéis adivinado? Pues sí: Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el Santo Oficio pero en moderno y civilizado y sin facultad para prender fuego a herejes.
Seguiremos atentos este apasionante culebrón.