Dropout
Poco que decir sobre Benedicto XVI. En el fondo me da pena verlo tan acosado, tan rodeado de tiburones y tan frágil. Ya sé que es el mismo que vino a España a advertir contra la laicidad rampante (que comparó con los años de la Guerra Civil) y que afirmó que el matrimonio gay era "una amenaza contra la humanidad". Previamente, se encargó de planificar las líneas ideológicas del nefasto pontificado del nefasto Wojtila. Pero en fin, si hago abstracción de todo eso (y de mucho más) hasta me cae bien. Se le ve confuso y decepcionado. Más miedo me da el que vaya a venir. Un Albino Luciani sólo nos cae en suerte una vez cada muchos siglos, y eso me temo que no ocurrirá.
Ahora no le deseo ningún mal a Ratzinger, sino todo lo contrario; y no entraré a valorar su renuncia, que es asunto interno de ellos. Dispongámonos simplemente a volver a ver Las sandalias del pescador, maravillosa película (y qué gran Anthony Quinn) que la 13 no tardará en reponer.
Me parece un hombre muy culto, un erudito. No encaja en un puesto tan político como el de Jefe de Estado del Vaticano. Bastante hizo con aguantar ocho años, cuando lo que más deseaba, imagino, era retirarse entre libros en una habitación tranquila. Es una
situación muy complicada para la Iglesia.
Por lo demás, el Vaticano es y será siempre un nido de víboras.