Dolce far niente
Pero lo cierto es que saco momentos para otras cosas. Para ver Matar a un ruiseñor por enésima vez y llorar a moco tendido por enésima vez. Para leer Talismán, de Roberto Bolaño, y emocionarme con tanto talento. Para tomarme una cerveza al sol en La Nuestra mientras Eva me cuenta todos los detalles del curso que está haciendo y con el que está encantada. Para desayunar en la terraza con mi gata Nana, que también tiene bastante conversación y no se calla nunca. Para escribirme largos correos con muchos amigos que no voy a mencionar pero ellos se saben mencionados, y hablar de muchas cosas importantes. Para levantarme de madrugada y tomar notas para un futuro poema, porque lo he soñado, y ahora a lo mejor no sale pero dentro de un año seguro que sí...
Vaya, sí que hago cosas...
Ah, y gracias a los diez madrugadores, a todos y cada uno. De corazón. Los demás, perdonad esta clave privada.
Tan relajante y agradable el aroma que respiran estas palabras tuyas como contemplar el rostro de Gregory Peck interpretando el papel de Aticus, :), una feliz cotidianidad como ese apacible blanco y negro de la película. Aunque el accidente tormentoso nos llega en cualquier momento de la vida, todo también retorna al cauce que elegimos como nuestro. Pura naturaleza, pura vida.
Un abrazo y beso, José Luis