Días de 2013
Ahora bien, no hay que leer a Borges excesivamente, por lo mismo que he dicho: apabulla, esteriliza. Es como Lorca, que no puede ser imitado sin peligro de pastiche y ridículo. A Borges hay que leerlo, gozarlo y olvidarlo y seguir escribiendo, intentando cada uno no parecernos en nada a Borges. Hasta la próxima lectura.
Me alegra haber citado ese nombre, Borges, no menos de ocho veces en unas pocas líneas. Es mencionar la totalidad de la escritura.
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Días azarosos. Mi cuñada se estrelló conduciendo mi coche y ahora tengo un coche que necesita ir al taller, como el Rey.
Y ahora que alguno pide que abdique, yo le apoyo. Es el momento de entronizar a la rama carlista. Lo siento, me gusta D. Felipe, me cae bien y sería un gran rey (y aún mejor presidente de la República Española). Pero yo sólo acato a D. Carlos Javier, duque de Parma y legítimo Rey de España.
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Vida al sol, lujos baratos. Y la hermosa lujuria.
Por supuesto, mencionar a Borges (ni a nadie) no es mencionar la totalidad de la escritura, como mencionar a Mozart (o a Bach, o a quien se desee) no es mencionar la totalidad de la música, ni hacerlo con Velázquez (o con quien se prefiera) la de la pintura. Y eso el propio Borges (que alguna vez, de joven, creyó eso mismo con respecto, por ejemplo, a Whitman) lo sabía muy bien. El arte, por fortuna, no es agotable. Y, suponiendo que lo fuera (pero no lo es), yo seguramente (como el mismo Borges, por cierto) escogería otros nombres. Borges hace muy bien lo que hace; pero hay otras posibilidades; hay cosas que él no hace, y que son realmente valiosas, y que está muy bien que se hagan. ¿En Borges está contenido, por ejemplo, Dante? Él lo rechazaría, y yo también. Y no sólo con esos muy grandes nombres: incluso un poeta, un artista, menor, pero genuino, entrega algo que no encontraremos en otra parte. La lectura, en mi opinión, es mejor cuando es inclusiva, no excluyente. Digo más: no se lee bien a Borges (ni a Dante) si se los lee sólo a ellos.