Diario de Islantilla, abril
Os he tenido muy abandonados, mes amis, fuera de la mención de la antología de Villena. La razón es que estaba con nosotros Rakel, mi Rakel, y mi tiempo se ha dividido entre tomar vinos con ella (los bares de Islantilla aún la lloran) y el trabajo. De este último he tenido de sobra. He entregado mi traducción de Saki, mis artículos regulares y mi selección para un premio de poesía del que soy lector (me he leído, así -chasquido de dedos-, en dos semanas, 109 poemarios, y con rigor: dejadme presumir de mis pocas habilidades).
A la pobre Rakel le tocó el temporal de pleno, mini-tornado incluído, y creo que desconfía de las estadísticas que señalan que Huelva es la provincia más soleada de España. Fue irse y volver el sol. Hoy Eva y yo, huérfanos, nos hemos permitido un lujo que no lo es tanto. Atiborrarse de sopa de marisco, almejas, bacalao y otras exquisiteces, frente al mar, por 28 euros, vino y chupitos incluídos, no es un lujo. Pero no diré más porque son mis sitios secretos de mi isla y sólo son para los amigos que nos visitan. Rakel, esta vez has tenido mala suerte.
Entretanto me llega más trabajo (traducir a Edith Wharton), leo Flores raras y banalísimas, de Carmen L. Oliveira, un maravilloso relato sobre la relación entre Elizabeth Bishop y la arquitecta Lota de Macedo Suárez en el que la tontita y achacosa poeta americana queda totalmente oscurecida por la desbordante y maravillosa brasileña. Eso y leer y releer a mis compañeros de La inteligencia y el hacha, que aún me quedan ganas para la poesía.
Pero la orfandad no nos abandona.
A la pobre Rakel le tocó el temporal de pleno, mini-tornado incluído, y creo que desconfía de las estadísticas que señalan que Huelva es la provincia más soleada de España. Fue irse y volver el sol. Hoy Eva y yo, huérfanos, nos hemos permitido un lujo que no lo es tanto. Atiborrarse de sopa de marisco, almejas, bacalao y otras exquisiteces, frente al mar, por 28 euros, vino y chupitos incluídos, no es un lujo. Pero no diré más porque son mis sitios secretos de mi isla y sólo son para los amigos que nos visitan. Rakel, esta vez has tenido mala suerte.
Entretanto me llega más trabajo (traducir a Edith Wharton), leo Flores raras y banalísimas, de Carmen L. Oliveira, un maravilloso relato sobre la relación entre Elizabeth Bishop y la arquitecta Lota de Macedo Suárez en el que la tontita y achacosa poeta americana queda totalmente oscurecida por la desbordante y maravillosa brasileña. Eso y leer y releer a mis compañeros de La inteligencia y el hacha, que aún me quedan ganas para la poesía.
Pero la orfandad no nos abandona.
Una curiosidad personal josé luis , los asturianos ( que sois tan" asturianos " vosotros ) , se acostumbran bastante mal a vivir fuera de asturias. ¿ Cómo llevas tú eso de vivir en el sur , no tienes nostalgia y esas cosas...?.
y mira que y soy cacereña...., pero la verdad es que una vez que uno viene a vivir aqui, se encuentra ....como en la gloria ! ( porque sois tan buena gente.... y encima con este paisaje...de ensueño ! )