Amigos perdidos
He estado haciendo esa cosa tan tonta que hacemos los seres humanos cuando estamos melancólicos sin motivo: mirar fotos. No fotos muy antiguas (para esas no estoy preparado emocionalmente ni lo estaré en años) sino fotos recientes, de dos o tres años para acá. He visto momentos muy felices, por supuesto (nadie se hace fotos cuando es desdichado): una fiesta en la casa de Montecerráu -en la que viví un año de alquiler, justo antes de venirme al sur- con todos mis amigos reunidos; mis padres en Islantilla, sueño largamente acariciado; fotos de los días previos a mi segunda boda, con uno de esos atardeceres de Isla Cristina que no tienen igual y mis sobrinos y mi hija combayando; el minicrucero entre Tavira y la playa de Tavira un día de sol, valga la redundancia; mi hermano Juan poniendo música en otra fiesta y en otra casa; Evina disfrazada en el jardín de la casa de Islantilla; Eva desnuda en la cocina de la casa de Oviedo, tapándose con dos centollos, graciosa hasta la muerte...
Pero también gente que ya no está en mi vida. Carlos y Tere mirando a la cámara con felicidad, cuando aún no habían decidido no necesitar a nadie más en sus vidas que a quien necesitan. Inés sonriente como si fuera feliz y nos quisiera, antes de darme una patada por decirle la verdad que me pedía. Los muertos que se quedan en el camino...
Raquel me dijo un día que ya no teníamos edad para perder amigos y le he hecho caso. Pero no mandamos en los demás. Recuerdo un diálogo de "Memorias de África":
-¿Vas a perder un amigo por un libro?
-Yo no. Es él quien va a perderlo.
En mi caso nunca ha sido por un libro. Ellos lo han querido así, no yo, pero todos hemos salido perdiendo. Cuántas decepciones.
Quede la cita de "Memorias de África" como homenaje al gran Sidney Pollack (del que, por cierto, se cita menos una de sus mejores películas: "Danzad, danzad, malditos" -y la novela, igualmente recomendable-).
En fin, además llueve en Islantilla, algo poco habitual. Y si en Oviedo se tolera porque es lo que corresponde, aquí no se lleva bien. Escribiremos de mejor humor, mes amis. Entretanto, un brindis por lo que permanece.
Nunca es edad para eso, pero la vida es así de jodida.