A tribute
Allá lejos, en México, ha muerto, demasiado joven, Armando Valdés. El nombre no os dirá nada pero a m¡ me dice mucho y eso s¡ podréis comprenderlo. Él me contaba cosas de la Revolución cuando yo le preguntaba de pequeño por Carranza y por Zapata. Y eso que la cosa le quedaba muy lejos, tanto como a m¡ mismo. Aparec¡a, todos los años, con un amigo distinto o una novia distinta. Le rodeaba un exotismo que el aire de familia no lograba disipar y hablaba poco. Pero siempre volv¡a. Era una costumbre de calor que se prolongaba de año en año. Dicen que nos parec¡amos f¡sicamente, que ambos ten¡amos un "estilo Valdés". Y ahora que ha muerto, y a pesar de la lejan¡a y de que las costumbres se iban difuminando, encuentro que lo siento, que me duele y que le echaré de menos. Y no seré el único, y esto es lo que me duele más. Soy también portavoz del dolor de los otros, de los m¡os.
Se queda, intacto en la memoria, para siempre.
Si está ahí, en el lugar en que dices, está vivo.
SALUDOS