SONETO A LA RECLAMACIÓN DE UN DURO
Ya he contado aquí que en mi azarosa vida he preferido defenderme con versos que hacerlo con venablos, aunque ambas armas empiecen con V. Sucedió que siendo el gran preste de los Orates Reunidos tuve la malsana ocurrencia de comprar un libro para la Sagrada Institución, adelantando la pasta. Cuando la cobré, por el aquél del cambio, resulté deudor de un duro. El tesorero, bien por desconfianza, bien por celos de mi cargo, me pasó esta nota:
"Tienes que devolver 1 duro"
Ocurrió en mayo de 1992, por lo que, siendo primavera, tuve, pues, que recurrir de nuevo al verso y éste fue el resultado:
Con diligencia responsable adquiero
un libro para nuestra biblioteca
siempre escuálida, debilucha, enteca ...
pagando la compra con mi dinero.
Paso el cargo, pues que cobrarlo quiero,
y cuando me devuelve la manteca
me adjunta Eloy una nota seca.
Oídme pues, señor tesorero:
Para que no lo anunciéis con trompetas
e imbuido del sentimiento más puro
que me evite bromas y cuchufletas,
de vuestra voz metálica al conjuro,
soltando una a una las pesetas,
por escrito os devuelvo vuestro duro.
(¿Debo aclarar que el tesorero se llamaba Eloy?)
El Vate Orate
Eloy te impidió poder decir, a voz en grito, al menos por una temporadita, aquello de que: Illo, illo, illo, que"¡¡¡ Yo no le debo un duro a nadie!!!...
Un Abrazodoso. (Polar)