ODA A LOS INVISIBLES (presentes y ausentes)
y a las señoras las huelo,
lo que siempre es un consuelo
para la gente de bien.
Hay un oso muy barbudo,
y un señor de piel muy clara
con gafitas so su cara
y esqueleto algo menudo,
que fundaron la tertulia
para darle a la sin hueso
y charlar de todo aqueso
que al común produce abulia.
Hay un herrero primero,
hay un herrero segundo
y no se llaman Facundo
mas son de pueblo minero.
De Madrid les vino un chato,
que a pesar de sus nariz,
nunca inclina la cerviz
y goza de un gran olfato.
Un matasanos llegó
pero no siguió adelante,
prometióles dar el cante
o ese pretexto alegó.
Llevoles chocolatinas
de países extranjeros
do moran muchos vaqueros,
aquel perito de minas
que se fue de la tertulia,
y confundiendo el horario
refugiose en un armario
con su suegra doña Obdulia.
"¡La verdad hay que buscar,
hay que echar el voto en blanco!",
vocifera en tono franco
uno de número impar.
Hay otro que viene y va
con su cámara de fotos,
viaja a lugares remotos
como una uva verdal.
Por si de tanto cascar
enferman de los pulmones,
han tomado precauciones
para un galeno llamar.
De música sabe mucho
y le gusta pasear,
y si hablamos de viajar ...
es un tío la mar de ducho.
Hay un tipo parlanchín
en unos cuantos idiomas,
mas si su parla no domas
parece un espadachín.
Hizo un manifiesto el tío
que a todos gustó la mar
y lo pueden recitar
con las calores y el frío.
Un jubilata ahora enfermo
les visitó algunas veces.
"Que sanes como mereces"
le desea todo muermo.
De la campiña ha venido
un hombre con experiencia,
que tiene mucha paciencia
y mucho mundo vivido.
Helos, helos por do van
etéreos y no visibles,
soñando con imposibles
que un día conseguirán.
Y aquí se acaba esta oda
a los seres invisibles,
en sus trece inamovibles
luchando contra la moda.
(voz de un espontáneo:
¿porqué no dices ná de las señoras?)
De las señoras presentes
nada puedo aún cantar
pues me queda por andar
el camino hacia sus mentes.
Que todas son divorciadas,
muy libres e independientes,
no son datos suficientes
para rimar las baladas:
no sé ni sus apellidos
y de algunas ni el oficio,
¿no formaría un estropicio
con los versos cometidos?
Es difícil conocerlas
para un lerdo como yo:
cuando me lo cuenten tó
voy a llenarlas de perlas.
Zí, zeñó.
El Vate Orate
Onuba del Masallá, 19 de mayo de 2009
Je, je.
Abrazos.