LLANTO Y ESPERANZA POR MACUYÁ
El tal Macuyá, cuyo nombre no es nuevo por aquí, fue un amigo de El Vate Orate. Hace muchos años tuvo un accidente de coche y estuvo bastante fastidiado, le remendaron la cadera como pudieron y le quedó algo de cojera. Allá por 1994 o 1995, dándoselas de atleta pese a litros y litros de cerveza y su cincuentena de años, le dio por bicecletear y, claro, pues otro accidente. Cuando la noticia llegó al Vate, ése le escribió lo que sigue con la tristeza añadida de saber que no se verían en una reunión próxima:
LLANTO Y ESPERANZA
Fracturado recidivo,
troceado reincidente
en evento deportivo,
Macuyá.
Y ahí estás: vivo,
con el fémur cuarteado
y su fierro allí cautivo,
Macuyá.
Tronchado como un olivo
andaluz, comunitario,
cada vez menos altivo,
Macuyá.
Tronzado, cual si segueta
crudelísima lo hiciere,
por andar en bicicleta,
Macuyá.
Quebrado contra un mojón
cualquiera en el camino,
de los que blandos no son,
Macuyá,
que si de los blandos fuese
no roto, sino enmerdado
serías, mal que te pese,
Macuyá.
¿No comprendes, mi colega
que a tu EDAD, por ir a tono,
es CARROZA lo que pega,
Macuyá?.
Indurain orondillo,
esforzado de la ruta
te zampaste to el bordillo,
Macuyá...
En las Normas los crespones
negros, de luto severo,
por tu ausencia, nos los pones,
Macuyá,
vaya caca de reunión,
de hotel y de comidas
sin tu orondo corpachón,
Macuyá,
ruina pa la cruz del campo,
larga vida pal jamón:
paradoja que te canto,
Macuyá.
Pero eleva, amigo tu alma,
canta y ríe como chiquilla,
llegue a tu ser la calma,
todas tus penas acabes
que vas a ver maravilla:
cuando a Cái lleguen naves
de Onuba del Más Allá
y cates sus aguas suaves
dará comienzo el milagro:
también Cái se tornará
en tierra de ... MARAVILLAS.
El Vate Orate