Usted está aquí: Inicio / El Barbonauta / Blog / LA FORJA DEL IMPERIO - tranco segundo

LA FORJA DEL IMPERIO - tranco segundo

He contado ya que el bomberazo Elías Cienfuegos, al que la guardia Severita Porras se quiere ligar, ha tenido un tonto, pero grave, accidente al entrar en un edificio derruido por una explosión de bombonas, mientras que unos tipos hieráticos con la gorra al revés circulan en monopatín.

-----------------------------------------------------------

El médico

Hay guardias que empiezan siendo demasiado tranquilas. Y eso no le gusta. Ya en sus tiempos de residente aprendió que es preferible un trabajo continuo, pero con ritmo controlable y controlado, a una guardia compulsiva, como si se dijese ciclotímica, por emplear un símil psiquiátrico que siempre le ha fascinado.

El Dr. Hueso es un traumatólogo eficiente. Adjunto desde hace años, está en la etapa de plena madurez profesional. Reduce las fracturas con maña de artesano pero empleando todas las prótesis y técnicas que la tecnología más avanzada pone a disposición de un profesional avisado. Cursos, simposios, congresos,...Es un asiduo. En el último regional presentó un trabajo sobre el manejo de la calcitonina de salmón en la algodistrofia simpático refleja, que espera ver publicado, a expensas del laboratorio patrocinador, en una revista de prestigio internacional.

Ahora está en la salita, descansando tras el almuerzo. Ha dejado en puerta al residente y él se apresta a ver el telediario con un vaso de café en la mano. Otra vez reportajes sobre las víctimas de las torres gemelas, qué amarillismo, piensa, ¿cuándo se ha visto hablar tánto de todos los detalles de las víctimas en los cientos de tragedias que ocurren todos los días? ¿es que también tiene que haber víctimas de primera división?. Y gente comprando mascarillas, joder qué histeria, se dice.

La enfermera, Milagrosa es su nombre, otra excelente profesional con aspecto de matrona, que lleva unos minutos de pie en el vano de la puerta le pregunta:

- ¿No te marea tanto rollo?

Y sin esperar respuesta:

- Pues a mí sí. Tanto, que voy a Medicina Interna a ver si me dan algo, que no estoy yo muy católica...
- Pues ahora que lo dices, sí que es mareante esto, sí.

Da un buen sorbo al café y se retrepa cuando Mila sale. En la tele: "los terroristas podrían disponer de armas biológicas productoras de ántrax..."

El interfono:

- ¿Paco? ... Paco baja, tenemos un politraumatizado. Ya he avisado al quirófano.
- Este residente podía haber sido un buen locutor, qué voz tiene, masculla.

Apura el café, suspira, se estira y entra al retrete para orinar. Antes de actuar siempre lo hace porque nunca se sabe si puede alargarse la operación.



quirofan.jpgEl quirófano es como un tablao en el que no se oyen los quejíos, que para algo está la anestesia. Hay luz, mucha luz, hay brillos de metales, espejos y simples cristales, cables, enchufes, monitores y varias personas con faralaes verdes y blancos, de corto, con su danza precisa y milimétrica. El fondo fónico es electroacústico, zumbador y picado por cortos pitiditos.

El anestesista lleva un calañés negro en lugar de verde y al bombero Cienfuegos le ha puesto un matasuegras en la boca. La enfermera ayudante lleva unas botas de agua en lugar de los papis y, mientras se pasan unos a otros los bisturíes, las gubias y los escoplos se ríen de la coincidencia que supone el hecho de que todos se hayan mareado hace un rato. Pero ahora se encuentran bien, tanto que la juerga continúa, con el bamboleo molón de las pinzas oscilantes:

- ¡Qué bomberazo! , dice Dolores,
- ¡Y que lo digas!, confirma Vanessa,
- ¡Joder, par de salidas, ¿no os podíais haber fijado más en el trocánter que está hecho polvo?

Y así diciendo, el Dr. Hueso termina de cerrar sin notar que ha dejado en el campo operatorio un paquete de gasas y sus lentes, que siempre se quita cuando le suda mucho la frente y los deja en cualquier sitio.

Nadie se ha dado cuenta, que cada cual anda en sus sueños.

Que sigue, que sigue.