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LA FORJA DEL IMPERIO - tranco cuarto

Bien, tenemos ya: el bomberazo Elías Cienfuegos, sitiado por la guardia Severita Porras, ha sufrido accidente laboral al entrar en un edificio derruido por la explosión de unas bombonas; el Dr. Hueso que le opera se ha olvidado las gafas en el campo operatorio; Dñª Magis, la maestra del hijo del trauma está preocupada por el mocete, que tiene unas actitudes raras, y espera ver luz cuando hable con la trabajadora social. Mientras, unos tipos andan por ahí, gorras al revés, dándole al monopatín.

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La trabajadora social

María Auxiliadora de la Obra tiene en sus manos el informe social. Ha evaluado todo lo necesario para que le salga perfecto y de acuerdo con los cánones que marcan las técnicas y la metodología, desde el análisis del entorno familiar hasta la entrevista en profundidad con el alumno Horacio Hueso.

Auxiliadora de la Obra, Auxi en confianza, convalidó su título de Asistente Social por el de Diplomada en Trabajo Social cuando llevaba unos años de ejercicio, circunstancia que aún la encocora, que a ver por qué coño ella tuvo que someterse a unas pruebas y los practicantes y los maestros no, para ser ATS y Profesores de EGB, respectivamente, como si estuviesen hechos de otro material, por mero capricho de los políticos, que otra explicación no hay.

Y nadie está hecho de otra cosa que no sea carne y hueso. He aquí el ejemplo mismo del caso que lleva entre manos: a la familia y a la maestra de Horacio Hueso les preocupa mucho el muchacho porque su rendimiento escolar no responde a las expectativas que el hijo de un médico debe tener. Todos se alarman porque de continuar así nunca alcanzará los promedios que le permitan entrar en la Facultad de Medicina o en cualquiera otra de la Universidad, siendo así que lo que de verdad ocurre es que Horacio quiere ser carpintero, como le ha confesado en la entrevista y como se deduce de todas sus aficiones. Así lo hace constar en el informe y es consciente de que puede venir una etapa de presiones familiares al mozo que le amarguen la vida. ¿Cómo es posible que los padres no se hayan dado cuenta? ¿No entran en su cuarto? Mezclados con posters, banderines y fotos de héroes del pop lo que más destaca en las paredes son garlopas, escuadras y serruchos dispuestos como una instalación de arte moderno. Al preguntarles dijeron que pensaban en una afición. No se les ocurrió que si el padre dedica su habilidad manual a trabajar sobre los huesos humanos el hijo puede enfocar esa misma habilidad a trabajar con la madera, todas cuyas variedades conoce al dedillo a pesar de ser un joven de ciudad.

Y qué, se dice Auxi, ¿va a ser menos el hijo que el padre por hacer armarios? Pues que me explique alguien por qué tuve yo que convalidar y el practicante de mi pueblo, que ponía las inyecciones en donde más dolía siempre, no y el facha del maestro, que sólo sabía manejar la enciclopedia Álvarez, tampoco. ¡No te jode!

Siempre que piensa en esto el encocore le acarrea sentimientos de impotencia y frustración y niveles anormales de adrenalina, pero hoy -y ello le extraña- no. Quizá porque se siente algo mareada y falta de concentración, ahora que va terminando la jornada. Siente algún alivio cuando piensa que en casa estará ya su marido y podrán relajarse en el sofá con algo de música y unas birras.

Se levanta, se quita los zapatos y se calza unas zapatillas que suele tener en el despacho, toma el chaquetón del perchero, lo deja sobre una silla y sale decidida. Una vez en el coche enciende la radio y se pone a pensar en sus cosas.sofa.jpg


Cuando llega a casa comprueba que Cristóbal no ha llegado aún por lo que cuelga las zapatillas, deja el bolso en el fregadero y, tomando un bote de mostaza y unas patatas chips se va al sofá. Conecta la tele y se relaja viendo las noticias, que si el bombero herido en un derrumbe, que si el ántrax se ha cargado a un cartero...

Ha consumido medio paquete de patatas y se toma un trago de mostaza:

- ¡Coño! ¿Qué es esto?, grita, ¿y mi cerveza?, se pregunta mientras corre al cuarto de baño.

Y es que hay días...

Queda, queda por contar...