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ELOGIO Y REFUTACIÓN DE LA LLUVIA: UNA CONSIDERACIÓN ACADÉMICA

Dada la experiencia de estos días, me ha parecido útil reproducir este importante artículo publicado en la prestigiosísima revista Scientist Monitor of Water el 31/II/1996 (nº 69), con motivo del fin de una pertinaz sequía y unas rogativas que hicieron no recuerdo cuántos epíscopos allá por las marismas.

Autores: Cybernauta di Tocca la Flautta*, El Vate Orate**.

ABSTRACT

Se pretende demostrar la importancia de la lluvia, como aportación acuífera al medio vital. Para ello se hace un repaso histórico y hermenéutico, así como un análisis socio-lógico de resultados estadísticos. Se concluye que el concepto y fenómeno de la lluvia no se puede desligar de la poesía.

Key words: agua, lluvia, ojú, sus muertos, pluvial, obispo, pedo.

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* Centro de Investigación Muy Bonito de Tócam'elpito. **Prof. titular de la Universidad de La Morana.----------------------

El concepto de lluvia viene, en principio, enmarcado por consideraciones atmosfericosmológicas, mas sin que se pueda hurtar a otras de índole agrícola y de subsistencia.

Concuerdan diversos autores en el dato de que el cuerpo humano se compone en gran proporción de agua, por lo que su reposición continua es indispensable para la vida. En este sentido la lluvia ha de ser bienvenida.

De do se deduce que tanto berzotas como berzas la necesitan para brujulear por el universo.

El agua es necesaria también para los barcos. Si no la hubiese ni siquiera se habrían inventado. Así que ... El concepto está tan arraigado en algunas culturas que hasta se han transmitido leyendas de diluvios, arcas, patriarcas borrachos, etc...

En Gringolandia y sus provincias -España, sin ir más lejos- se considera al agua muy aconsejable para añadir al güiski. No así en Escocia, según se afirma. Por tanto, una parte de la humanidad está dispuesta a defender la lluvia para que su vaso largo se llene comme il faut.

Ad libitum et ad nauseam podríamos continuar aportando argumentos en defensa del agua y de su celeste goteo descendente, la lluvia, pero cualquier investigador que se precie, si hoy pregunta en Onuba del Mas Allá sobre la conveniencia o inconveniencia de la lluvia, recibirá respuestas distribuidas del siguiente modo:

60% .............. ¡Ojú!
30% .............. ¡Sus muertos!
10% .............. ns/nc

La interpretación sociológica más ajustada y ortodoxa aporta las siguientes explicaciones: los partidarios de los ojúes se componen en su mayor parte del elemento joven de la población -que nunca había visto llover con cojones, es decir p'abajo, p'arriba y p'al lao, con viento huracanado y cuasisiniestro, sibilante y draculesco-, y le siguen los incautos forasteros habitantes de la ciudad sólo desde los últimos años de pertinaz sequía, amén de un pequeño porcentaje de desmemoriados ciudadanos que, o son ya dementes seniles o están a punto de serlo, como Fray Fossor, un poner.

Cuando se complica la cosa para la metodología hermenéutica tradicional es cuando se pretende aportar respuestas a la reacción de sus muertos. Factores a considerar:

a) el cabreo (cfr. delegadillo de ... , cuyo coche amaneció con agua hasta el volante).
b) La Teología de la Liberación, cuyos conspicuos y epígonos sostienen que la capa PLUVIAL de los obispos y archiepíscopos es demasiado ostentosa para que se la pongan varios a la vez, que como cabras tiren Almonte (aldea de El Rocío) y se pongan a impetrar lluvia sin pensar en que primero había que resolver algunas cosas: eliminar los cabezos, que sueltan barro a mogollón, elevar el nivel de edificación de los barrios marginales, desatascar sumideros, prever las pleamares, facer que llueva de día y no cuando las criaturas duermen, etc... Sostienen estos marginales del Vaticano que hubiese bastado un cura de base con vaqueros o, a todo tirar un obispo sin tiros largos, para la ceremonia ad petendam pluviam, porque luego pasa lo que pasa: que se inundan las casas de los pobres. A los burgueses se les inundan los garajes.
c) El ateísmo. Los ateos y sus tímidos hermanos los agnósticos, sostienen que las borrascas del Atlántico son fenómenos atmosféricos predecibles por el Hispasat y demás congéneres, por lo que a su versión cataclísmica sólo corresponde respuesta asimismo cuaternaria y visceral.
d) El Aguaor, médico del país del Musgo, cuyo advenimiento ha preparado el camino, como si un nuevo bautista (se bautiza con agua, ¿no?) fuese.

Otros factores no presentan significancia estadística.

Quienes no saben, no contestan son los despistados de siempre: gobernantes, inspectores de toda laya, periodistas, ...

Digamos, para concluir, con el poeta:

¡Oh lluvia!, tú que riegas
si te pasas
me anegas.

¡Oh lluvia!, tú que mojas
si te excedes
me enojas.

Si eres fuerte de aguas
necesito gabardina
porque el paraguas
es pa la lluvia fina.

Lluvia,
tranquilo no me quedo
si no manifiesto
que al venir con viento puesto
eres como un pedo
húmedo e infecto, ...
¡Oh lluvia!

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       El Vate Orate