EL DESAMOR (mayo, 1998)
O tu suspensión en el aire asido por las patillas
Mientras la orina te baja por las piernas
Y la clase entera se ríe por el gracioso gratuito e inesperado espectáculo
Cenar una nochevieja en la fonda de la estación
De una ciudad lejana
solo
Frente a la puerta de los servicios
Con la mirada náufraga en la sopa de picadillo
O atravesar los páramos de madrugada en un tren de carbón
Viajero en el vagón vacío de tercera
Tablas y pegajosa carbonilla incrustada
Oyendo nang nang las campanas de las estaciones
Y el silbato del Jefe en el duermevela
Andar las calles del casco antiguo de una ciudad del sur
Cuando julio quema el alma
Sus gentes duermen la siesta
Y no encuentras una maldita sombra
sólo las moscardas zzzzz zzzzz
O deambular por las de tu ciudad
Insoportables de gente
Con la carta de despido en el bolsillo
Una larga tapia blanqueada en la que alguien ha estampado un gargajo
Ya reseco por el aire y la solana
Único resto de vida visible
Y qué blanca es la blanca pared y qué larga
La puerta que una vieja te cierra en las narices cuando te acercas
A preguntar una dirección
Adornado tu rostro con la mejor sonrisa
Que sólo ven el postigo y la gatera atrancados
Las risas en el burdel cuando la puta narra tu gatillazo a los asiduos
Mientras huyes apresurado escondiendo la cara
(Humillaciones de hombre agarradas al falo)
Pasar la gripe o un cólico en un hotel
Sin poder tomar el volante y regresar
Y el único paisaje que ves son las gotas
De lluvia en los cristales de las ventanas
El silencio del auditorio cuando en
El vigesimoquinto compás el pianista
Que puedes ser tú
Se queda en blanco y olvida el resto de la sonata
Desamor es más soledad más desamparo
Más silencio es desamor
Imágenes cotidianas elevadas al colmo de la lírica y al servicio de esos extraños vericuetos del tuétano que, a veces, nos hacen parecer los seres más desgraciados del cosmos, cuando, en realidad, no es más que eso, un gatillazo, un vagón de tren desolado, un aguacero tras la vidriera, pero, joder, hay que ver lo que pesa.