creo que en el fondo de nosotros mismos siempre existira la posibilidad de saltar, aunque no siempre lo hagamos. Por comodidad, por costumbre, por 'quita quita menudo berenjenal'...
Pero cuando ya no podemos más, nos sentimos pisoteados: saltamos.
yo acabo de saltar, hace dos días, en una situación que me oprimía, me anulaba. No ha sido fácil pero acabé saltando, no se lo esperaban y me he ganado enemigos declarados, pero yo me siento bien aunque aún quedan saltos.
besos.
Hay quienes nos pasamos la vida desplazándonos a saltos, hasta que llegue el día en que nos quedemos flotando y arrugados en la superficie de la sartén, mientras tanto habrá que seguir sobreviviendo.
Espero que no llegue ese momento, Victoria. Que podamos darnos cuenta de la manipulación a la que estamos sometidos y podamos reaccionar dando el gran salto. Esperemos...
Un beso muy grande.
Por desgracia creo que en la mayoría de los casos es así, Victoria, llega un momento en que te vuelves inerme a todo y pierdes la capacidad de reacción. Ya sabes...la gota constante la piedra horada. A todo nos acostumbramos, y el que la temperatura se nos "dosifique" me parece que consigue que nos vayamos adaptando y no notemos el efecto hasta que es demasiado tarde. Sin embargo, es algo que sabemos, con lo que tendríamos que contar, ahí radica nuestra salvación, en estar alertas y dar el salto antes de que sea tarde. Pero eso ya depende de cada cual, de la sangre que lleve en las venas. Porque hay quien lo que tiene es horchata...
Preciosa fábula, niña. Un besazo.
Estoy de acuerdo con Calle Quimera. Ayer mismo comenté a unas amigas que, a veces pienso que me he vuelto "pasota", ya que acato todo lo que me va viniendo,con más, digamos conformismo. Cada vez me cuesta más saltar y mira que siempre he sido una buena ranita saltadora...
Besitos
Simplemente es cierto. Tenemos un raro sistema de adaptación que en vez de jugar a nuestro favor parace hacerlo en contra. En realidad existe una especie en que este sistema así y es el de los inconformista, mal tachado de reaccionarios. Simplemente somos personas que decidimos saltar siempre ante la preocupación de poder quedar flotando.
¡Que alegoría tan fabulosa!, ya ni la progresía ni el sindicalismo saltan ni la comba. ¡Qué digo!, ni el elástico. Y mira que era fácil saltar el elástico. Al contrario, empapados en la olla piden en sms masivos al arguiñano electo de turno que les suban más grados la sopa boba. Al final de la apalancada, ancas de rana al dente pa los de siempre. Desengañémonos, los únicos que saltan hoy son Pau Gasol y Koby Bryant.
Y porque en ello les va la pasta. Gansa.