Plan de Calidad Educativa
El pasado diciembre entró en vigor la primera Ley de Educación para Andalucía con un objetivo prioritario: la mejora de los rendimientos escolares del alumnado, el propósito de favorecer el éxito escolar de éste y, en consecuencia, el aumento las tasas de escolarización en las enseñanzas postobligatorias. Unos planteamientos magníficos si no fuera por: a quiénes apuntan como responsables del fracaso escolar -al profesorado, por supuesto- y cuáles son las medidas que se establecen para su consecución -pordioseros incentivos económicos en función de los resultados obtenidos-. Lo que se llamará en breve Plan de Calidad.
Pues yo, como maestra y apasionada de mi profesión, quiero manifestar que desde hace muchos años vengo observando y padeciendo la incompetencia y la presión de nuestros políticos por cambiar esta sociedad en base a los rellenos jurídicos que realizan en el sistema educativo. Que me veo obligada año tras año a adaptarme y situarme en nuevos cambios legislativos, a realizar proyectos, planes, programas, celebrar efemérides, colaborar con campañas, ayuntamiento, asociaciones...y un largo sinfín, sin poder integrarlos de forma adecuada en el proyecto educativo, como sí de ese dedo instructor y ejecutor, señalando hasta el último detalle de nuestra actuación, fuesen capaces de cambiar las vergüenzas de esta sociedad.
Este Plan de Calidad basado en dinero por resultados es un caramelo envenenado, una insultante orden, es el timo de la estampita que enfrentará al profesorado y, a este con el alumnado y sus familias y volverá la vista a los sistemas antiguos, donde todo giraba en torno a los conocimientos. O es qué el profesorado que se acoja al plan va a perder tiempo en clase para tratar valores, convivencia o habilidades sociales. De nuevo instrucción versus educación, hacía dónde caminamos...Dónde está el análisis de la realidad que ha llevado a determinar estas medidas...
Una ley discriminatoria desde su formulación que atenta contra algunos principios básicos de la enseñanza pública y, en concreto, afecta gravemente a su personal docente. Discrimina a los interinos, a las mujeres y a los enfermos puesto que se cobra en función de días trabajados. El profesorado andaluz constituye la piedra angular en la que se sostiene el sistema educativo. No podemos olvidar que las escuelas y los institutos funcionan al cien por cien porque miles de maestras y maestros, de profesoras y profesores de secundaria se están dejando cada día la piel en el intento. Y en más de una ocasión, muy a pesar de la Consejería.
Es un menosprecio al profesorado andaluz, al que responsabiliza ante la opinión pública de todo el proceso de enseñanza/aprendizaje. En ningún momento, la administración educativa asume su responsabilidad ni tiene en cuenta factores que influyen en la calidad educativa y en el rendimiento escolar, de los que son responsables la propia administración: los equipamientos, la situación y el mantenimiento de los edificios, el material didáctico y mobiliario, las ratios, las sustituciones, las plantillas inestables, la formación del profesorado, las inversiones en la escuela pública,...
En todo el borrador de la Orden que pretende mejorar el rendimiento académico, no se cita ni una sola vez el compromiso y la responsabilidad del alumnado y sus familias en su propio proceso de aprendizaje.
Considero que, asociar incentivos con aprobados, no es la mejor manera de fomentar la calidad en la enseñanza, sino, a lo sumo, de mejorar las estadísticas. Si la labor docente ha de evaluarse, esta evaluación no debe ligarse sólo a los resultados, como las propias leyes sobre evaluación de la Junta de Andalucía reconocen manifiestamente.
Considero que este incentivo no será igual para todos, dado que depende de factores como la aprobación del proyecto por parte de la Administración, el informe positivo de la dirección del centro o el beneplácito de una comisión de evaluación.
Un vez más , la Consejería , actúa a espaldas de los verdaderos problemas de nuestro sistema educativo , sin lugar a la reflexión, al debate o la discusión y lanza al profesorado al circo de los leones hambrientos de presa culpable.
Las leyes las aprueban los políticos que, en este pais, salvo honradas excepciones, no pasan de ser meros patanes interesados que se han olvidado del interés público por tener demasiado presente el concepto de disciplina de partido o interés privado, y asi nos va, cuentan las estadísticas, logicamente, que es, a la postre, lo que rinde en los discursos pre electorales o en los medios afines al poder. Panda de besugos, y que me perdone la fauna marina.