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¿ME QUIERES QUÉ?

Podría decir que tus palabras me provocan pensamientos contradictorios, que intento descifrar el mensaje de tus evocaciones mientras mi vacío se expande y me aprieta por dentro, pero lo cierto es que sigo aquí, en el mismo sitio, apoyada en el quicio del sentimiento sin fin de este...te quiero, sin pregunta alguna y a pesar de todas las incógnitas que me dejas abiertas, por donde a veces sangro, amén de todos los desvelos y de todas mis duermevelas.

Tal vez necesitaría que me revelaras tu eterno secreto, ese cuyo nombre todo lo explicara, pero este extenso amor que siento por ti me hace cada día más vulnerable, más cobarde, más callada, más cansada para seguir desandando el camino que llega al espejo donde se refleja tu alma contra mis dudas o mis deseos, donde acristalada tras tu mirada podría esconderse esa respuesta que tanto bueno me haría, aunque viniera a ser parte de mis sospechas, pues entonces, habría caído en mi misma trampa y hallaría así, con tu réplica, la dicha de mi sosiego. Pero lo cierto sería de nuevo que en respuesta obtendría otra pregunta... Dónde hay amor con sosiego.

Prefiero entonces refugiarme de las dudas en tus ojos, leerte en la saliva de tus labios, en los movimientos de tu lengua, sentir cada sílaba, cada palabra que me pronuncian tus abrazos, antes que apuñalarte con preguntas que pudieran hacernos daño. Prefiero realizar trayectos cortos, entre echarte de menos y correr a tu encuentro. Mientras, me dedicaré a pensarte.

Contigo aprendo a aferrarme a lo pequeño, a lo diminuto, a cada partícula con que el tiempo nos obsequia, a tomar de tus besos el aire para continuar respirando y de tus caricias la péndola para seguir viviendo.

Todo esto me lo enseñaste mientras te estuve perdiendo. Ahora y de momento, sigo, persisto aunque a veces tenga frío y sea inmenso el vacío, amándote como al principio.

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Te quiero.


¿Me quieres qué?



Ahora que todo y nada nos separa


Que tu cuerpo me recubre de delicias


Que tus ojos me dan la muerte y la vida


Que tus besos me desmarcan de este mundo.


Ahora que aprendo a tenerte en la brisa


Que somos dos y que a veces somos uno


Que te amo como ayer y llegas mañana


Que si estoy contigo no hay tristezas.


Ahora, qué calidad tienen las preguntas,


Cuándo, cómo, qué, por qué, quién, dónde


Si tu corazón, de tus pasos me cuenta


Si mi corazón, primavera o verano, siempre te espera.



El oleo es de la pintora ANNA RANK


archivado en:
PACO HUELVA CALA
PACO HUELVA CALA dice:
06/08/2008 09:57

Qué buena prosa y qué hermosos versos...

ana flores
ana flores dice:
06/08/2008 18:44

Victoria, este post, como tú dirías, "desordena", y desde luego me encanta, tu prosa, tu poema, el óleo..., ufff!!!

Me lo han dicho mil veces, no..., millones de veces: "Te vas a volver loca con tanto leer, tú sigue, verás...", pero como no me conformo con la reaidad... Bueno, descubro vuestra playa y digo: "Esta es mi salvación", pues no, creo (creo no, seguro) que el remedio de Paco (Huelva) no me sirve tampoco, y pastillas no quiero, y las hierbas no me convienen, pero sigo, leyendo y fumando (fumando como Nicolas Cage bebe en "Living Las Vegas", en fin..., al fin..., el fin...), es más, ahora para remate, escribiendo.

A ver si nos vemos, estoy leyendo un libro, que si deseo terminarlo es por dejártelo, hazle hueco, creo te gustará, estoy enganchá (Es "El consuelo", de Anna Gavalda, no sé si la conoces, es lo primero que leo de ella, es francesa.)

Un abrazo grande Victoria, con besos.

Mamen
Mamen dice:
06/08/2008 21:24

Es emocionante leerte, Victoria. Voy a tener que hacer un gran esfuerzo para cerrar la boca, me quedó desencajada.

Muchos besos, hoy casi te sales de la página.

MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
07/08/2008 08:39

Estos experimentos poético-prosísticos son maravillosos, el ying, el yang, el águila bicéfala, el camino, el sendero... Yo qué sé quilla, que me pierdo... La cosa es que se pasa uno un ratito de lo más agustito entre verso y párrafo.
Vino y besos

Trini
Trini dice:
07/08/2008 08:39

Siempre he tenido una duda, a estas alturas ya no me importa dar con la respuesta, bien es verdad; pero siempre me extrañé y me pregunté, por qué ese miedo que tienen los hombres a esas palabras "Te quiero"... Ni que mordieran, ni que ataran, ni que se desangraran o les humillaran pronunciarlas...

Preciosa composición Victoria.

Besos