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La dama del mar




"No nos parece extraña nuestra pertenencia a la tierra. ¿Cómo sucedió?¿Por qué hemos llegado a formar parte de la seca tierra? ¿Por qué no al aire? ¿Por qué no al mar? El anhelo por poseer alas. Los extraños sueños de que uno puede volar y sin sorprenderse por hacerlo... ¡no le sugiere algo!

Y, así, hay gente que cree pertenecer al mar."



Muy bien aconsejada por mi amigo Paco Arroyo, el sábado, quince de marzo, asistí al estreno absoluto de "La dama del mar" en el Teatro "Lope de Vega" de Sevilla. Se trata de la adaptación más actual escrita por Susan Sotang para el director Robert Wilson que se ha hecho del clásico que el dramaturgo noruego Henrik Ibsen escribió en 1888.

La dama del mar es Ellida (Ángela Molina), una mujer que, tras pasar su infancia junto al bravo mar de Noruega en compañía de su padre (era farero), a la muerte de éste se ve obligada a casarse con un médico viudo (Manuel de Blas), marchándose a vivir lejos del que había sido su dulce hogar. Lejos de la libertad que siempre le había dado el mar, Ellida se siente angustiada y no logra ser feliz.

La obra me pareció un verdadero sueño. Un montaje extraordinario cargado de alusiones al agua y a la naturaleza; donde el diseño escenográfico y la iluminación, la música de violín, los sonidos del mar, los gritos de las gaviotas y el vestuario con el reflejo de las múltiples tonalidades del mar, me hicieron sentir, como espectadora, parte de él.

Es sumamente simbólica y todos sus elementos, (palabra, sonido, gesto, movimiento, luz...) cobran la misma importancia y significación, sin destacar, en ningún momento, uno sobre otro. Los actores parecen sombras chinescas que pasan de la luz a la sombra casi desapercibidamente, tienen cierta similitud con los del teatro oriental, como sí se les hubiera desprovisto de sus rostros y en su lugar solo mostraran una careta.

Salí del teatro muy gratificada y rebuscando entre mis pensamientos, como siempre, alguna conclusión... "El mar es la libertad, lástima que los humanos no seamos peces...", cuando Paco nos dijo, -vamos a saludar y felicitar a Ángela y demás actores- Y allí que nos fuimos, estuvimos un buen rato encantados charlando con ellos porque como él bien sabe, a los teatreros nos encantan estas cosas.