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LA BARCA DE CARONTE Y EL HIJO DEL MAR

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A veces la muerte es tan diminuta a los ojos ciegos
de los corazones fríos, que se hace amante del olvido.

Hijito mío de piel chocolate y ojos luna nueva, entre mis brazos te pareces al jilguerito que cayó de su nido debilitado por el calor. Duerme, hijito mío, en la cuna del mar.


Te observo como sueñas, te cubro de harapos para que el sol no te haga daño, levanto mi cabeza, miro la infinidad, suspiro profundamente, cierro los ojos; el camino es largo pero abierto está el horizonte, el mar es inmenso como esta esperanza que me cubre el pecho, como esta ilusión de verte crecer en un mundo nuevo, sano y fuerte. A los abuelos les mandaremos fotos y les escribiremos cartas cuando sepamos hacerlo, le describiremos los colores del paraíso, todo lo que ellos nunca tuvieron o se perdieron. Sonreirán y llorarán al verte tan hermoso; recorrerán nuestro poblado mostrándolas con orgullo a los se quedaron en su tristeza. Duerme, hijito mío, en la cuna del mar.

Desconozco el rumbo de esta barca sosegada que te mece sobre el eco peinado de sus aguas ardientes, en ella llevo todo, llevo nada, a ese feo anciano vestido con andrajos y barba gris al que entregué todos mis óbolos y él nos regaló el anhelo de llevarnos a la otra orilla, donde el agua es transparente y blanco el pan. Duerme, hijito mío, en la cuna del mar.

Tú naciste en la noche, fuiste parido con dolor para ser hombre, te sacaré de la desdicha para que seas mas bello que humillado. Vamos huyendo, desesperados por escapar de la pobreza y no son tiburones los que empujan la barca, son las sirenas que ya nos conducen, que ahora descubrieron cuál era nuestra trayectoria. Duerme, mi hijito, en la cuna del mar.

Mi hijito no está muerto, sólo duerme en la cuna del mar, no lo arranques de mis brazos, es tan pequeño que puede llorar. Pero qué haces Caronte, no lo dejes tendido en tan abundante piélago, es tan pequeño que se puede ahogar. No entiendo qué le pasa, qué haces con él, por qué lo dejaste en el mar, si los niños muertos van al cielo.
PACO HUELVA CALA
PACO HUELVA CALA dice:
12/07/2008 21:57

Me he pensado bastante si debía romper la trágica melodía que has escrito, casi una nana a la esperanza y a su vez a la tragedia, pero la crudeza del tema creo que lo merece. Te copio la columna del periódico de mañana.
UN BESO

QUINCE
Dicen que fueron quince, pero mienten. Dijeron quince porque la mitad eran niños y la noticia se vendía bien. Pero son miles. Miles de seres humanos muertos alimentando a los peces que luego se comen quienes pueden pagarlo. Las playas del sur se han convertido en un averno para los sin nada, pero a ellos, a los que nada tienen, les da igual, el tártaro de donde proceden es aún peor. Los yates que navegan mientras sus dueños toman el vermouth en pelotas y el sol dora sus cuerpos remendados por lujosas clínicas, cortan con su quilla los cuerpos a la deriva y ni se inmutan, si acaso hacen alguna competición para distender el ambiente: ¡Mira, allí hay otro, a ver si puedes partirlo! ¡No ves cómo ladra el perro! Esto, que es una metáfora, se aleja poco de la realidad. A los países ricos les importa un bledo el hambre de los otros; mientras ellos puedan seguir esquilmando la materia prima a precios de saldo, pues... ¡ahhh!, haber nacido en otro país y a ser posible en una familia con dinero. ¡Qué vergí¼enza lo del G8! ¡Qué pantomima lo de Naciones Unidas! ¡Qué perra vida la vida de los sin derechos!

benito rivas
benito rivas dice:
12/07/2008 22:59

Querida Victoria... me has puesto los pelos de punta!!!

Y a Paco, gracias por la primicia de tu artículo.

A mí solo me ha salido esto:


en una vieja botella de madera podrida
metí mis esperanzas,
las escribí en un trozo de piel raída
que arranqué de mi pecho,
y con la sangre de mis lágrimas
le grité a los mares...
en una vieja botella nos metimos todos,
todos nos acinamos en un susurro de miedos,
en una algarabía de deseos.
todos nos pusimos nuestras mejores alajas,
muestras mejores pieles,
para poder ser mejor pasto de los demonios...
todos nos metimos en esa maldita botella podrida,
en ese ataúd de desesperanzas,
en esa fiesta enlutada que el destino nos tenía preparada.
en ese viejo cofre de madera se amontonaban
todos nuestros recuerdos,
todos nuestros llantos,
todas nuestras miserias vomitadas...
en esa vieja botella metí una flor reseca,
de pétalos blancos como la luna,
y en cada pétalo dibujé un rayo dorado de esperanzas,
el contorno de un amanecer que no llega,
el deseo de que todo hubiese sido un maldito sueño
mecido en el frío regazo de las olas...

MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
12/07/2008 23:39

Joder Victoria, querida amiga, qué desgarrador, se me hiela el alma y se me acera la espina dorsal.
Benito, Paco, qué decir que no sean palabras tartamudas, cortadas y con un angel negro en cada acento.

anaflores
anaflores dice:
13/07/2008 18:07

LLoro Victoria con tu nana que desgarra, que parte el alma, me entran ganas de abrazarte fuerte y llorar en tu hombro, contigo.
Y lloré amargamente al oir la noticia, había fumado flores y algo influiría pero no tenía consuelo. Quise sumar mi grito de dolor al de esas madres a las qué, además de todo el calvario sufrido, además, no conforme aún con todo el castigo, con toda la tortura, le arrancan de su ser a su hijito muerto, seguramente no deseado, pero querido, querido como a nada en el mundo, muerto de calor, de frio, de miedo, de hambre, de sed..., para arrojarlo al mar en las puertas mismas del "paraíso" (esto es una subasta, ¿alguien da más?)
Bueno, estuve a punto de invadir La Trinchara de Manuel, tenía miedo, sólo quería resguardarme un poco. No se me pasó la conmoción de la noticia (ni se me pasará), pero sí el colocón. Sólo quería decir: Quisiera ser dios y no existir.

Y lo que dice Paco (lo saludé el viernes en el Foro!, lo atropellé. Me encantó), cada vez que se reunen esos "asesinos", entre manjares y caldos exclusivos, alojados en palacios, durmiendo en sábanas de seda, fresquitos...., una y otra vez, un año y otro, y nada, bueno nada no, cada vez peor. En realidad no van a debatir soluciones, van a contrastar resultados, según ellos somos muchos, y los negritos sobran, no compran medicinas, ni cocacolas, ni hamburguesas..., ni siquieran compran armas.
Y yo también me siento responsable, y culpable, no hago nada, sólo llorar.
Qué pena!
Un beso muy grande Victoria.

manuela la del foro
manuela la del foro dice:
13/07/2008 22:01

Gracias Victoria, por regalarnos tu sensibilidad, por ayudarnos a meditar.
A mi lo que mas me asusta de todo esto, ademas de la gran tragedia humana,
no es la maldad de los grandes, ya sean gobernantes o ricos de profesion.Yo lo que no se,es responderme : ¿ Por que a mi no ?, ¿ Por que a mis hijos no ?
¿con que varita nos han tocado a los españoles, a los de los "paises desarrollados"?.Que alguien me ayude pero creo que en mi vida ordenada con casa hipotecada y sueldo fijo, con despensa llena y ,aunque sin marcas, mucha ropa en mi armario, yo tambien soy culpable. Vivo en un mundo rico y no
me va mal, vivo en un mundo muy rico porque a otros les va fatal....y yo que hago
cada dia por cambiarlo...me parece que poco muy poco,me estoy quedando en
teclear pensar protestar pero de vez en cuando me tumbo en mi sofa y disfruto con lo bien que me va....

VICTORIA
VICTORIA dice:
14/07/2008 11:57

Querido Paco, yo puedo cocinarla con cariño, condimentarla con palabras tiernas y tú puedes presentarla tan cruda como te apetezca. La realidad es la misma.

Benito, un amanecer que no llega, una ceguera que no cesa, mensajes dentro de botellas arrojados a un mar de tiburones hambriento de cristales y seguimos inmunes mientras nos rajan y nos brota la sangre. Yo también soy culpable.

Manolo, cuerpos fríos y destrozados, devorados por la sin piedad humana.

Ana, sólo en el preciso momento en que te quitan a tu hijo muerto de los brazos es cuando te encuentras perdida y te dejas arrastrar sin rumbo a la deriva.
Por otra parte, suscribo tus palabras en respuesta a las de Paco, son muy acertadas.

Manoli, bienvenida a esta página, encantada de tu visita y de tus palabras.
Tienes toda la razón, qué hacemos además de lamentar sus miserias o llorar sus pérdidas. Poco, nada.
Yo creo que el ser humano es demasiado egoísta y sólo si, de verdad, pudiésemos suplantarlos en algún momento de sus vidas y padecer exactamente igual que ellos, aprenderíamos para siempre. Puede que entonces sí, seríamos realmente consecuentes y lucharíamos por un mundo justo en el reparto. Es así de sencillo y de cobarde.

MUCHAS GRACIAS PACO, BENITO, MANOLO, ANA Y MANOLI POR ENRIQUECER Y ENGRANDECER MI ESPACIO.

Trini
Trini dice:
15/07/2008 09:01

Victoria me has dejado sin palabras y con el corazón encogido. Esta nana de la desesperanza es preciosa y a la vez desgarradora.

Quizá esta nueva tragedia nos haya llegado más adentro por el hecho de que han sido niños, en su mayoría, los ahogados; pero de cuántos no sabremos nada. Cuántos no padecen y mueren allá en sus castigadass tierras. Cuán desesperados no estarán esos padres para lanzarse al reino de Caronte con sus hijos en los brazos, soñando con alcanzar la orilla prometida, que más que prometida, es la orilla del desencanto.

Besos