Diagnóstico
Algo la impulsó a buscarlo ciegamente
Bajo un licencioso título de heroína
Sin prejuicios y sin efectos personales,
Destapaba así su vocación de viciosa.
Se hizo delincuente de los besos robados,
Se desabrochó las cadenas brutalmente,
Gritaba, soy Libertad, la reincidente
Que mastica los principios establecidos.
Nunca negoció al placer de abrazarlo,
Su flor incendiaria aplastó hojas de otoño
Y profanó la dormidera de su cuerpo
Y venció al paraíso de los humos.
Comenzó a engañar a su propio destino,
A su ritual de hábitos beneficiosos.
Se hizo adicta a despojarse de antiguos sueños,
Ahora es la diosa de renglones torcidos.
Eso de destapar "la condición del vicio" suena de lo más tentador, aunque yo soy de los que se preguntan continuamente qué es vicio y qué es simple hedonismo, a menudo no hay diferencias, o no debería haberlas, el vicio, como el pecado, me suena demasiadas veces a mojigatería religiosa, y ya sabes que no suelo guardar demasiada fidelidad a ningún dogma de fé que no sea la lealtad a mis sentimientos o a mis sensaciones.
Victoria, hija mía, estás ultimamente que te sales del botijo.
Vino y besos