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Sobre algunas inconveniencias



Uno aprende (y si no aprende, debería aprender) que hay temas que sería mejor no tratar, porque podría perderse y nunca le llevan a ningún sitio.

Cuando escribo sobre política o economía, hay dos tipos de reacciones: los que apoyan lo que digo y los que no lo hacen, o los que están a favor o en contra de lo que he escrito. Ambos tienen algo en común: nunca se manifiestan en público.

Lo que he hecho ha sido decir NO, alto y claro, siempre que me ha parecido justo. A veces me preguntan: "¿Y si esto no, entonces qué?" A veces, incluso, me lo preguntan con buena intención, con interés real por conocer mi propuesta alternativa. Y ocurre que no siempre tengo.

Que algo no se haga en ningún país, en ninguna parte del mundo, no significa que sea imposible, ni una utopía; sólo significa que, hasta ahora, nadie de los que han podido hacerlo, lo ha hecho.

Reivindico la utopía. Reivindico las ideas. Reivindico, ¿por qué no?, las ideologías.

Los que están a favor de lo que digo me felicitan en privado. Los que están en contra se molestan y me maldicen en privado.

Está visto que uno no aprende, aunque debiera, que hay temas que sería mejor no tratar, porque podría perderse y nunca le llevan a ningún sitio.
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Matias Gonzalez
Matias Gonzalez dice:
22/12/2011 21:42

Y, sin embargo, Rafa, yo pienso que a callarse no debe aprender uno nunca. Y menos en este momento en el que nos encontramos, cuando medios de comunicación y políticos hablan abiertamente de los recortes que hay que hacer a los trabajadores sin decir una palabra de los grandes beneficios que están obteniendo los "mercados". Y es que es increible que, actualmente, las desigualdades sociales sean mayores que en los años 90, que África se haya convertido en un gigantesco campo de concentración donde las enfermedades, el hambre y la guerra supren a las cámaras de gas. Es increible, también, que Obama en su programa llevara una propuesta sanitaria al estilo europeo y, finalmente, sea Europa la que esté instaurando el sistema sanitario antisocial estadounidense. Pero lo más nefasto de todo es que seamos nosotros mismos los que, con nuestro silencio o nuestro aplauso, estemos permitiendo que el neoliberalismo arrase con todos los derechos que, tan difícilmente, se habían conseguido.
Decía un jefe indio que no heredamos la tierra de nuestros padres sino que la tomamos prestada de nuestros hijos; difícilmente podremos mirarnos al espejo cuando le entreguemos el testigo a los que vienen detrás. Por todo ello no calles nunca, Rafa, algunos te escuchamos. Un abrazo.

Rafael Suarez Placido
Rafael Suarez Placido dice:
22/12/2011 23:45

Estoy total y absolutamente de acuerdo contigo, Matías. Ya lo sabes. Un abrazo.

PACO HUELVA CALA
PACO HUELVA CALA dice:
23/12/2011 22:34

Bueno... no quiero ser de los que callan, nunca lo he sido. Nada que objetar a lo dicho por Rafa y por Matías; sólo apuntar un detalle que me tiene perplejo y del que ya he escrito varias veces en el blog y en artículos de prensa y nadie dice ni pío tampoco. ¿Dónde están los sindicatos de este país? ¿Qué hacen? ¿A qué se dedican? ¿Por qué tiran por tierra más de cien años de lucha, de sangre derramada, de dolor, de muertes, de derechos adquiridos...? ¿Tan vendidas están las cúpulas orgánicas de los mismos para tener selladas y bien selladas las bocas, a pesar del deterioro que el neoliberalismo está imponiendo en el mundo? En fin...
SALUDOS

Rafael Suarez Placido
Rafael Suarez Placido dice:
24/12/2011 11:07

Tienes razón, Paco. ¿Dónde están los sindicatos? Creo que el tema se merece un nuevo post.
Un abrazo.