¡Oh, tiempo, tus pirámides! Sobre Eric Rohmer
Recuerdo que el día de la muerte de Borges me encontré con mi amigo Rodrigo Cameron y me abrazó y me dijo: "Oh tiempo tus pirámides". En sus ojos había lágrimas que habían estado esperando a que alguien las comprendiera para salir. Y de alguna manera yo, atento pero siempre menos expresivo, reconocí en esa frase todo el dolor del mundo: el dolor de la ausencia. La frase procede del relato de Borges "La biblioteca de Babel" y, desde entonces, siempre que alguien querido, íntimo o no, fallece, me viene a la memoria. Recuerdo especialmente la sensación de desamparo de Rodrigo y me lo imagino por las calles de la ciudad extranjera, desolado, buscando a alguien que le ofreciera cobijo a su profunda tristeza. Han pasado más de veinte años y he tenido que recordar esa frase muchas veces. De las pérdidas más íntimas no voy a hablar, pero sí mencionaré algunos casos de personas que eran, y siguen siendo, muy importantes para mí y fallecieron desde entonces: Miles Davis, Lawrence Durrell, Torrente Ballester, Katherine Hepburn, Vázquez Montalbán y Ángel González, y seguro que me dejo a algunos más. Pero me pasaba como a Rodrigo, que salía a la calle y me extrañaba que el día fuera absolutamente normal, que a nadie se le notara desolado o triste. No sé bien qué esperaba: si una mañana más oscura o que se parase el sol. No sé. Pero algo sí esperaba.
Estos días he vuelto a sentir algo parecido con Eric Rohmer. Es cierto que tenía ya noventa años y que había anunciado que dejaría de hacer películas, pero uno piensa que el mundo es un poco mejor si sabemos que él lo comparte con nosotros. También es cierto que con su muerte y la tristeza esta vez no me he sentido tan solo. Hay gente muy cercana que sé que también lo está pasando mal. Me gustaría ir a Aracena y abrazar a mi amigo Jesús Villegas que es una de las personas que conozco que más sabe de Rohmer. Baste decir que hizo su viaje de boda por los lugares de Bretaña, buscando los paisajes de sus películas. Además, y sé que esto es relativo, he visto en la prensa artículos muy interesantes sobre el autor. Me quedo con lo que han escrito Carlos Colón y Juan Pedro Quiñonero.
Junto a Truffaut y al gran Godard estableció las bases de la Nouvelle Vague, que transformó los cimientos del cine europeo. Me gustan muchas de sus películas. En realidad me gusta su forma de entender el cine. Lo más característico eran sus planos interminables, la fotografía muy cuidada y, muy especialmente, los diálogos. Pero hay dos de sus películas que me gustan muy especialmente: Pauline en la playa y Cuento de verano. Las dos tratan de la dificultad de las relaciones humanas, de lo diferentes que somos los hombres y las mujeres, y de la consecuencia de todo esto: la soledad.
En PELP estas relaciones se dan entre tres mujeres y tres hombres. En CDV son tres chicas y un chico. Los personajes están todo el tiempo hablando del amor y buscando el modo de relacionarse, pero son torpes y egoístas. "Tú no la quieres. Tú quieres que te quiera..." le dice Pauline a uno de los chicos y es como si me lo dijese a mí. Son diálogos que recuerdo haber mantenido cientos de veces. Por eso son películas que me parecen tan cercanas. Hay tres cosas que tienen en común:
1.Los personajes siempre se quedan solos.
2.Los paisajes de Bretaña. Las playas pueden olerse a través de la pantalla. Las ciudades que son puerto de mar. Adoro el mar. Adoro las ciudades con puerto de mar.
3.Amanda Langlet. Hace de Pauline, en PELP, y de Margot, en CDV. Es el motor de las dos películas. Toda la trama pasa por ella, que es una de las actrices fetiche de Rohmer. Me encanta como Pauline especialmente. Es un símbolo de la libertad, en toda la extensión de la palabra.
Cada vez que me acuerde de Rohmer, podré ver sus películas, pero hoy es inevitable gritar: ¡Oh, tiempo, tus pirámides!
Rohmer me gusta todo: su ritmo, sus diálogos, sus pueblos marineros y sus protagonistas, la soledad...La visión que tenía del paso del tiempo y el deterioro que ejerce sobre la "piel" de sus personajes es propia de una sensibilidad especial; era un filósofo de la vida y de la belleza.
A ver si nos vemos de nuevo