Marta Santamaría
MARTA SANTAMARíA. SAMBA EN EL CORAZÓN.
CONCIERTO EN SEVILLA, EL 13 DE JUNIO DE 2013
Eu vim da Bahia Sevilla
mas algum dia eu volto pra lá
(Gilberto Gil)
El concierto no pudo empezar mejor: "Eu sem vocíª / nao tenho porque, / porque sem vocíª / nao sei nem chorar..." (Me pregunto: ¿Es mejor saber o no saber llorar?) Las primeras palabras que suenan en el coqueto auditorio son estos deliciosos versos de Vinicius, toda una declaración de intenciones, la que Marta Santamaría, radiante, espléndida, con un precioso vestido rojo, el color de las grandes ocasiones, a tono con sus ojos y su pelo, lanza al público sevillano, a su público más entregado y fiel, el de su Sevilla natal e íntima, en su primera gran cita en la ciudad desde su vuelta de Brasil y Estados Unidos. Y viene y nos trae su espectáculo Samba en el corazón, casi veinte canciones, que nos evocan los ritmos y los aires brasileños de Salvador de Bahía.
Nos anunciaban un concierto "lleno de encanto, sensualidad y ritmo". Y se quedaron cortos. Desbordando encanto, sí, el encanto de la sevillana que regresa a su casa tras el viaje de la vida que le ha llevado a Brasil y a los Estados Unidos, y que ha regresado porque quiere que este, que es su hogar, sea también el hogar de los suyos; la sensualidad también desbordada de una voz que en su momento cautivó a más de siete millones de telespectadores en el programa La Voz, una voz que hace suyas sin intermediarios las mejores canciones que han ido habitando los últimos cincuenta años de lo que Caetano Veloso denomina la historia de la música popular brasileña, y las hace suyas sin más, con el derecho de quien las siente propias al otro lado del Atlántico, la sensualidad, también, de quien transmite en su movimientos, en sus bailes, y no me pregunten cómo, el hechizo de la mujer brasileña por adopción o por vocación. Se habla mucho de su voz brasileña, pero es que también se mueve como lo hace una brasileña.
Encanto, sensualidad, ritmo y algo más: dulzura y determinación de quien entra por derecho a tomar lo que es suyo porque ella quiere que lo sea. Dulzura pero no ingenua. Ella sabe que nadie le va a regalar nada. Todo se lo va ganando con lo que sabe hacer, con su esfuerzo y su música, con sus canciones.
Me acuerdo de un jovencito que escuchando Radio 3 viajaba cada semana a otros lugares del mundo. Escuchaba Trópico Utópico o Cuando los elefantes sueñan con la música y descubría otros ritmos, otros nombres, que nadie más de su entorno conocía. Me acuerdo de que ese jovencito vivía "vive, vivo" en Sevilla y sentía que aquí, en Sevilla, todo está más lejano, cuando no tenía por qué ser así. Veintitantos años después escuchó esos versos. "Ah, que saudade, / que vontade de ver renascer / nossa vida." Me acuerdo que soñaba que había otros que sí se lanzaban a la aventura de la vida, que podían estudiar o incluso hacer música, la música que normalmente se hace aquí, pero que decidían que la vida es una y hay que soñar menos y vivir más y que luego no vale lamentarse. Kundera hablaba de la insoportable levedad del ser: en definitiva, se trata de que sólo vivimos una vez. Encanto, sensualidad, ritmo, dulzura y algo más: pasión. Ya que sólo vamos a vivir una vez, hagamos que no se note, que parezca que vivimos muchas vidas.
Marta Santamaría podría cantar y canta otros ritmos: baladas y boleros (estoy escuchando su maravilloso disco Recopilatorio. Escuchen sus canciones "Elena" y "En un beso"); copla; sevillanas (uno de los momentos del concierto fue la sevillana que dedicó a su madre totalmente fuera de cartel, pero absolutamente emotiva); jazz (es obvio que ahí empezó todo, del jazz al bossa nova hay pasajes que son a veces imperceptibles), pero donde es grande "más grande", donde se siente cómoda "más cómoda" y donde nos emociona "donde más nos emociona" es cuando hace suya la música popular brasileña. Vean si no, ustedes por sí mismos. Y, sobre todo, piensen que vivir los sueños es posible.
https://www.youtube.com/watch?v=ZKznDfMxcxM
