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Los toros y Cataluña

Nunca me gustaron demasiado las personas ni los ambientes que los defendían. Cuando se hablaba de toros, todo se volvía más violento. Las justificaciones tampoco me convencían demasiado. Que si se mata a otros animales para alimentarnos. Sí, pero no se asiste a jalear al matarife, y se trata de conseguir que sufran lo menos posible. Que si desapareciera la feria el toro bravo no existiría. Pero también es verdad que tenemos leyes para evitar que desaparezcan algunas especies. Es curioso, pero estos son los mismos que critican el presupuesto invertido en especies en peligro de extinción. No entendía que personas, artistas, muy valorados por mí, se entusiasmaran en las plazas. Eso continúa siendo un enigma. La última estupidez que he escuchado es la que dice que no deben prohibirse cosas, que coartan la libertad de quien quiera asistir al espectáculo: no aceptan que se prohiba ir a los toros a quien lo desee. Cuando se prohibe esto es porque de entrada se entiende que es una tortura. Mi imagen de una plaza de toros es la de un espacio donde se torturan animales y miles de personas, cada vez menos, eso sí, jalean al matarife y a sus acompañantes. Me parece bien que se prohiba.
Con el tiempo, todo esto se ratifica. Las cadenas que más apoyan todo esto son Intereconomía y Canal Sur, las más lamentables. Los programas peores son los que más gritan contra el veto a los toros en Cataluña. No me interesan los periodistas o escritores que han escrito recientemente libros sobre el tema.
¿Pero realmente les importa tanto esto? Desde 1993 no hay toros en Canarias. Realmente no hay corridas desde 1989. En 1993 se prohibieron y nadie dijo nada. ¿Quién gobernaba Canarias en aquellos años? ¿También anti-españoles? ¡Vamos, por favor! Lo que ocurre es que es una manera más de atacar al PSOE, como si no fuera suficiente con la Reforma Laboral que nos han inventado. En Cádiz hace también años que no hay toros. ¿Quién dirige el ayuntamiento de Cádiz? Sería curioso que hablara también ella. A ver qué opina.
Es cierto que lo que mueve a los nacionalistas catalanes es separarse de las costumbres españolas. Pero es que estas costumbres son vergonzosas. También es cierto que hay fiestas municipales lamentables: toros embolaos y más cosas parecidas, que aún no se han prohibido. Ya veremos si se prohiben o no.
Y están las subvenciones. 600.000.000 de euros que da el Estado para que se continúen celebrando las corridas en varios conceptos. Hace años estaba mal visto en todo el país que un partido de izquierdas critique las corridas de toros. Hoy ya no es así. O no tanto. Esperemos que no quede ahí, que no sea una estratagema. Esperemos que sea el principio de algo más brillante y más digno.
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MANUEL RUBIALES REQUEJO
MANUEL RUBIALES REQUEJO dice:
05/08/2010 03:32

Pues Rafael, si tiees que sumar firmas bajo tu artículo, juto a la tuya, cuenta co la mía. Un abrazo.

canario
canario dice:
05/08/2010 19:12

En Canarias no estan prohibidas las corridas de toros ( es una mentira oportunista ) y asi lo dice quien redacto y aprobo aquella Ley, de hecho se han celebrado espectaculos taurinos despues :
http://www.laprovincia.es/canarias/2010/08/02/lorenzo-olarte-toros-fervor/315268.html http://www.laprovincia.es/sociedad-gente/2010/08/04/sociedad-futuro-mate-toros-gran-canaria/315546.html

Rafael Suarez Placido
Rafael Suarez Placido dice:
05/08/2010 20:25

Gracias por tu apoyo, Manuel. Un abrazo.
A ti también te agradezco la puntualización, canario. Es una pena que aparezcas como anónimo, pero tu comentario es absolutamente respetuoso, aunque intuyo que contrario a mi visión del tema. De todas formas, parece ser que corrida de toros no hay allí desde 1989. Puntualízame si me equivoco. Gracias y un abrazo.

Jesus
Jesus dice:
06/08/2010 18:41

Rafa, aprovecho para saludarte (sigo visitando regularmente tu blog) y enviarte unas palabras sobre un tema que me toca de cerca, porque soy gran aficionado a los toros. Mi impresión es que este conflicto tiene difícil solución (no ya política, sino intelectual o ética). Los que os oponéis a este arte seguís manteniendo que el público va a los toros a jalear cómo se tortura o mata a un animal, y esa percepción no puede estar más desencaminada; pero al mismo tiempo es sencillísimo entender que a muchos pueda pareceros abominable lo que vive el animal en la plaza. Y los contrarios a esta prohibición esgrimen a veces argumentos no menos manipuladores que sus oponentes (léanse los últimos artículos de Savater o el argumentario del inmundo partido de derechas que en España tenemos la suerte de soportar) con los que, amante de los toros como me declaro, no me identifico en absoluto. Entre unos y otros, me cuento entre los amantes de la fiesta que comprenden la prohibición (y no soy el único). Si en Cataluña prospera la causa de los antitaurinos es simplemente porque su voz se oye más que la de los taurinos, es decir, porque allí apenas hay afición a los toros. Que se prohíban los toros allí no me parece ni bien ni mal: me parece comprensible (e irreprochable en lo que respecta a su trámite parlamentario). Desde la perspectiva opuesta, el movimiento antitaurino que se mueve por Sevilla o Madrid, por citar dos ciudades emblemáticas en este terreno, es insignificante si se le compara con el movimiento protaurino que se palpa cuando la temporada taurina llega a cada una de esas ciudades: por eso ni por asomo pronostico una prohibición similar en estas y otras ciudades o comunidades españolas en los próximo 50 años o más. Yo no estaré nunca con los que ven aquí un ultraje a su patria (como si esta mierda de país que compartimos no mereciera más ultrajes) ni con los que se oponen a la prohibición catalana alegando que defienden la libertad: apuesto a que cambian de argumento para defender la prohibición del burka u oponerse al aborto libre. Jamás he discutido con quienes ven una tortura en los toros: puedo comprender que a ellos se lo parezca. Pero afirmo categóricamente que no es una tortura lo que vamos a celebrar cada tarde los que amamos ese arte: son sensaciones muy diferentes, nada violentas, casi todas relacionadas con el amor al animal; sensaciones que los antitaurinos, por convicción o por conveniencia (y a veces por ignorancia: seguro que no es tu caso, Rafa) se obstinan en no considerar para, equiparándonos a unos sádicos, justificar más fácilmente sus posiciones.

Qué párrafo más largo. Yo mismo no tengo ánimo para releerlo en busca de erratas, así que comprenderé a los que no lo leáis. :)

Rafa, un fuerte abrazo.

Jose Luis Piquero
Jose Luis Piquero dice:
07/08/2010 23:53

A mí esa prohibición me parece una gran hipocresía, especialmente cuando hay otras fiestas, mismamente en Cataluña, en las que también se tortura a toros y sin embargo no piensan prohibirlas. Incluso se ha dicho que Convergencia pretende "blindar" algunas de esas fiestas, declarándolas de interés cultural,para que no puedan prohibirse. No sé si esta información es real. Si lo fuera, quedaría demostrado que les importan menos los animales que los símbolos nacionales. Y si no es verdad, que prohiban ya esas otras fiestas.
Yo, más que anti-taurino, diría que no soy taurino. En principio, no soy partidario de ningún festejo en que se torturen animales. Pero en el caso de los toros no se trata de blanco o negro. No creo que sea comparable a una pelea de perros o de gallos. Hay otros elementos culturales a tener en cuenta. Dicho esto, repito, desde la posición de alguien que no aprueba las corridas de toros ni las entiende (a lo mejor aquí está la clave).
Abrazos.

Susana
Susana dice:
08/08/2010 18:55

La TORTURA no es CULTURA.