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Los papeles de la memoria (2)

Sólo soy un viajero. Y tengo una misión:
escuchar voces nuevas,
probar gustos prohibidos,
tocar lo que hace daño.
(Vicente Molina Foix)



Sólo queda el recuerdo de aquellos días luminosos aquellos días

atravesábamos Marruecos
desde Tánger a las montañas rojas al sur de Marrakech en Marrakech
conocí a Juan Goytisolo
nos invitó a cenar cordero
bailé con Monique Lange en Marrakech
cordero de Dios
la noche me pilló desprevenido fue sólo aquella primera vez
algunos pueblos árabes llaman shamra a la luna
me puse del lado de los que nunca dicen nada fumé el hachís de los asesinos
miré a la luna y la llamé shamra no me mires así
lo hice por ti escupí y eructé tras las comidas
conté cuentos en la plaza me escuchaban
¿te has sentido escuchado alguna vez?
pasamos días que no tenían final luminosos días perturbados por historias
sonaban como cuentos que escuchábamos de niños
sonaban así dejándonos llevar lejos por los vaivenes de las vocales lejos
al otro lado
yo veía su boca cómo se abría y se cerraba: cómo amanecía y oscurecía
cómo el rojo y el verde
y allí también
escribí las palabras que iban a acompañarme en cruces de caminos
y en otras ciudades
en otras ciudades que tampoco llegaron a ser mías
por muchas más palabras que escribiera que contara que leyera
por más que me escucharan

no muy lejos de Oporto
en Santa Maria da Feira hay un castillo
junto al que vimos amanecer comiendo moras y peras no estaba solo yo
mi doble me acompañaba podía ver su sombra también podía ver a Bianca Cassidy
con Bianca en París
me oculté una temporada en un piso realquilado a un joven novelista catalán
que quería ser ventrílocuo
buscando liberarme de este mundo
que ya entonces me parecía hostil
en Santiago alimentaba el fuego de la hoguera
con libros que no aplacaban el frío
con libros que leía y repetía
con libros que recitaba cada noche y cada día mientras ella me escuchaba
yo era un ingenuo
y Ariadna un ángel a mi alcance llámalo justicia poética
en Venecia respiré mientras soñaba despierto admirando con mis padres
canales y palacios y milagros y preguntando el secreto
lo que en Marrakech en el desierto era natural aquí era el hombre
¿cómo es posible que en este mundo?
¿hubo un tiempo en que todos éramos así? ¿todos nosotros? ¿todos los sitios?
y en aquella otra Venecia en Ámsterdam
donde sí fui feliz sin pretenderlo inútil y feliz lento en cualquiera de sus cafés
fumando sin parar con Raquel cada día cada noche con mi sombra
con su sombra
y emborronando a ratos
las páginas enteras de un diario que alguien me arrebató
salvándome la vida
gracias por liberarme de seguir escribiendo aquellas notas
que tanto me engañaban
y espero que hayas dado algún sentido a las páginas en blanco que quedaban
de allí fui a La Palma ya sabes que no hay isla más hermosa
en eso estamos de acuerdo mi doble y yo
no hay isla más hermosa que La Palma en La Palma
comprendí para siempre
que nunca más volvería a enamorarme
ni siquiera en Gran Canaria ni siquiera el sueño compartido
de la infancia
cuando aún parecía que todo iba a ir bien

sólo queda el recuerdo de aquellos días luminosos aquellos días
archivado en:
jose luna borge
jose luna borge dice:
14/02/2013 15:10

Me gustan estos poemas tuyos desmadejados y canallas. Poemas de la memoria suicida que se niega a cerrar compuertas o archivos que se han ido llenando con tanto material de derribo, pero resulta que todo eso es nuestra vida, escombros desahuciados que se pudren en la sombra.