Lector-autor
Me gustan las historias que se van dibujando solas, sin ayuda de nadie, ni siquiera del autor. Me gustan los poemas que terminan de fraguarse en la cabeza del lector. Los poetas que más me interesan son los que empiezan a escribir con la mente cargada de sensaciones, pero en blanco, y los versos van surgiendo, libremente, y no terminan de tomar forma hasta que el lector los lee.
¿Qué más da lo que quiso decir el autor, si la belleza está en la mente de quien lo lee?
Pero el primer lector es el propio autor que, incluso, decide si el poema continuará su camino o irá directo a la papelera. Hay algo contradictorio en todo esto. He escrito en menos de dos meses más de doscientos cincuenta poemas, más que en toda mi vida. En dos meses más que en cuarenta y seis años. La historia de una mentira. La historia de la verdad que me ha llevado a ser como soy. Mi historia. No sé si tengo fuerzas para leer.
Pues date un respiro. No leas. Guárdalos lejos de la memoria. Pasa de ellos. Algún día llegará en que necesitarás leer(los). Ese será el momento crucial. El diapasón de la conciencia decidirá su futuro entonces, cuando corresponda.
UN ABRAZO, RAFA.